Cielo naranja
Se trata de recuperar a Pedro Henríquez Ureña

<STRONG>Cielo naranja<BR></STRONG>Se trata de recuperar a Pedro Henríquez Ureña

Comenzamos a pagar nuestra vieja deuda con Pedro Henríquez Ureña (1884-19469: estamos publicando su Obra Completa.El trabajo comenzó desde hace casi un decenio en el Instituto Iberoamericano de Berlín. El interés cada vez más amplio sobre su legado contrastaba con escasas y limitadas ediciones de sus obras. Al acceder a las primeras ediciones de sus textos y compararlas con ediciones póstumas, constatamos que alrededor de sus trabajos se había levantado mucha maleza.

El dique que fue la edición que hiciera Juan Jacobo de Lara de las “Obras Completas” en los 80 comenzó a resquebrajarse en el siglo XXI. Aunque elogiable el intento de de Lara, los años de trabajo y el coraje para emprender la empresa, el mismo mostraba notables deficiencias: las reproducciones no siempre eran fieles, se copiaban a veces notas de editores como si fuesen del propio Henríquez Ureña, aparte de la carencia de índices onomásticos y de múltiples faltas tipográficas.

Nuestro trabajo de recopilación comenzó en vía contraria a sus días: primero habría que ordenar sus textos de 1941 al 1946, es decir, entre la experiencia docente de Harvard hasta su muerte, cuyo eje estaría marcado por “Las corrientes literarias de la América hispánica” y “La historia de la cultura…” En un segundo momento, los años desde 1936 hasta 1940, con su renovada pasión por su isla natal, de lo que “El español en Santo Domingo” y “La cultura y las letras coloniales…” serían ejemplos principales. Finalmente, el período de 1929 hasta 1935.

Encontramos publicaciones que nunca fueron tocadas por de Lara, como la Revista de Filología Hispánica y parcialmente el Repertorio Americano, para las que Henríquez Ureña escribió reseñas eruditas y notas varias. Localizamos incluso en Repertorio un texto suyo que ni siquiera había sigo recogido por SusannaSperatti en su bibliografía, publicada en Obra crítica (1960), donde valoraba el proceder histórico de su padre, Francisco Henríquez y Carvajal. Tal vez semejante desconocimiento se deba a una de las estrategias utilizadas por Henríquez Ureña en tales casos en que cierto anonimato se recomienda: la asunción de su seudónimo, E. P. Garduño. En síntesis: hemos publicado seis tomos, que recogen su Obra desde 1929 hasta 1946, y donde presentamos casi un treinta por cierto de textos hasta ahora no vueltos a recogerse en libros.

Para realizar este trabajo contamos con una red de amigos y colaboradores: Laura Rivera en Madrid, Ana M. Cabrolier en Santiago de Chile, Pablo Dreizik en Buenos Aires. En el marco de estas investigaciones organizamos la exposición “Presencia de Pedro Henríquez Ureña” en el Instituto Iberoamericano de Berlín, en el 2008. Posteriormente, en el 2010 y durante la reunión anual del SALAML, presentamos una ponencia sobre la metodología usada en nuestras investigaciones.

Ahora sólo queda seguir tocando puertas y buscar apoyo para la investigación del período 1899-1928. Hay que abarcar un período con ciudades incesantes: La Habana, Veracruz, Ciudad México, Madrid, Minessota, Washington… Tenemos que localizar correcciones de textos, seguramente ir al Colegio de Mexico –que atesora su Archivo-, tratar de ser tan meticulosos como el mismo Maestro, presentándolo todo de manera crítica y a la vez asequible. Recuperar su palabra amplia: de eso se trata.

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