Hoy 
POR MIGUEL DE MENA
Hablar de «luchas populares» o «el pueblo decidirá» es como toparse con alguna tarjeta de presentación de alguien que murió en Jima Arriba. El problema es que el concepto «pueblo» de tanto machacarse perdió sus fronteras, su aura, se devaluó. Es como preguntarle a un buen dominicano que dónde diantre queda Jima Arriba, y por favor, que no me vengan con el cuento cartesiano de que debe quedar al lado de Jima Abajo.
Recuerdo los finales de los años 70 y ese team de decididos sindicalistas, de Fafa Taveras anunciando la «revolución inminente», de la UASD arreciando más que nunca en esa tradicional lucha por un mejor presupuesto. Treinta años después los sindicalistas son igual de localizables que Bin Laden, Fafa confiesa que cree en Dios, y en la UASD siguen luchando por un mejor presupuesto.
En estos 30 años de democracia de alguna manera hay que llamar a la apertura que prohijó el PRD y Antonio Guzmán en 1978-, el «pueblo» ha ido por una pendiente . Paradójicamente los más decididos luchadores contra el trujillato, los que se fajaron por la democracia y contra la intervención, que enfrentaron el terrorismo de Estado de los Doce Años de Balaguer, se diluyeron con sus consignas como una aspirina.
Las luchas que lidereaban estas fuerzas desde la Era de Trujillo hasta los Doce años no pudieron extenderse hasta los tiempos de la Democracia. Simplemente nuestras izquierdas no entendieron el valor de la Democracia. Lo apostaron todo a una visión maximalista de la historia: los cambios recién comenzarán a ocurrir cuando «hayamos ocupado los aparatos de Estado». Mientras tanto, las apetencias de poder, el recostarse acríticamente, el no pensar la importancia de los pequeños logros y el creerse los predestinados de la Historia para dirigir a la misma Historia, los hicieron diluirse en la inopia.
Al recordar mis años de militancia activa desde el 1976 hasta el 89-, recuerdo gente tan hermosa y valiosa, como Felix Servio Ducoudray y Frank Almánzar, que tuvieron siempre la capacidad de crear, creer y alegrarse con las pequeñas cosas. También se cuelan algunos para quienes la revolución era vestir de kaki y mirarte con ojerizas si tenías «The Wall» de Pink Floyd o proponías que no hubiese reunión, que mejor un helado o la última película de Kurosawa.
Los luchadores siguen ahí, acentuando el 14 de junio, el 24 de abril, sin encontrar otras fechas de lucha, como el 21 de julio por ejemplo (mi fecha de cumpleaños). Y hablando de luchadores, en los años 80 oía en la UASD, que si el pueblo quiere lucha, ¿por qué no lucha Jack Veneno?
