CIELO NARANJA
Tony Capellán y la defensa del Santo Domingo vital

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Se debería asumir que  el Altar de la Patria y sus alrededores es el corazón de la Patria, pero realizar un recorrido por esos alrededores es acceder a un paisaje devastador: el kilómetro cero fue borrado mientras se reparaba una fonda china, todo un edificio-cuadra, frente al mismo Altar, es tremenda ruina, para no hablar de la violencia visual que significan el edificio de Tele-Micro y los parqueos que le han continuado a la demolición de antiguas viviendas.

A pesar de este panorama desolador, el artista Tony Capellán y su familia se mantienen en la zona. Son los últimos que quedan. Durante cerca de cuarenta años ellos han vivido en ese espacio de la segunda planta de ese edificio tan lleno de historia en los años 60, antiguo local de la Unión Cívica Nacional. Desde poco menos que una década, Capellán ha levantado su casa y su estudio en la azotea, sino un espacio de diálogo por donde han pasado desde el antiguo ministro de cultura francés Jacques Lang hasta el mismísimo Junot Díaz, quien ha confesado más de una vez que cuando está en Santo Domingo sólo aspira estar en este lugar.

Tony Capellán es uno de los artistas más significativos contemporáneos dominicanos. Desde el New York Times hasta la UNESCO han reconocido su trabajo de instalador, pintor, dibujante. Siempre a contracorriente, Capellán no se ha unido a esa estampida clase media que le ha dado la espalda a la Zona. A pesar de las devastaciones de ese capitalismo dominicano tan salvaje, de una especulación inmobiliaria que prefiere ver convertido en ruinas sus espacios o desancajarlos de sus habituales usos, la familia Capellán- Del Villar ha creado un espacio de arte. Junto al artista y a su familia hay que valorar el papel de Contagio, la primera tienda de afiches artísticos del país, con 25 años de existencia.

Ahora todo ese pequeño universo se ve enturbiado por acciones compulsivas. En el 2007 los propietarios del edificio le ofreció a sus inquilinos –la familia Capellán y a Barra Dumbo- la adquisición de sus respectivos locales. En una acción de neblina, Barra Dumbo se hizo con todo el edificio. Sin valorar las leyes del inquilinato y aprovechando su superioridad financiera y la interpretación parcial de las leyes, logró dictámenes compulsivos de desalojo. Sin haber aclarado la situación de la familia en la segunda planta, ahora se trata de demoler el anexo que Tony Capellán ha utilizado desde cerca de una década, y en el lapso de diez hasta, hasta este lunes 3 de noviembre. Y todo ello con el artista ausente y sin tomar en cuenta el aspecto humano.

Es hora de exigirle, tanto a Barra Dumbo como a las autoridades judiciales vinculadas a este proceso, mayor apego a las leyes y consideración a la persona. ¿Cómo es posible desalojar en un año a una familia que ha vivido cerca de cuatro décadas en ese espacio? ¿Qué pasará con «Contagio»? Necesitamos a Tony Capellán y a su familia en la Zona.

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