RAMÓN NÚÑEZ RAMÍREZ
El comportamiento de las principales variables macroeconómicas después del 16 de agosto, la efectividad de las políticas fiscal y monetaria conjuntamente con la firma en enero de un acuerdo Stand-By con el FMI, representan las garantías para que este 2005 sea el año de la consolidación de la estabilidad y la recuperación del crecimiento y el progreso. Todavía el Fondo Monetario Internacional mantiene en su página web las proyecciones para el 2004: Crecimiento del PIB de -1.0% e inflación de 55.5%, sin embargo la economía creció tres puntos porcentuales por encima del estimado del FMI para un aumento de 2%, mientras el Indice de Precios al Consumidor aumentó en 28.74%, casi la mitad del estimado por los técnicos del organismo.
Por supuesto en los momentos en los cuales se hacían esas estimaciones (durante la transición) era imposible cuantificar en su verdadera magnitud el impacto sobre los agentes económicos de una nueva administración depositaria de la confianza expresada mayoritariamente en las urnas, que esto se traduciría en un renacer de las esperanzas y en la ruptura de las expectativas devaluatorias e inflacionarias.
Obviamente que este choque inicial de expectativas fue retroalimentado con una política fiscal restrictiva, lo cual le va a permitir al gobierno, a pesar de un déficit cercano a los RD$15 mil millones en agosto, cerrar el sector público no financiero con una brecha estimada en 3.0% del PIB en contraste con 4.8% en el 2003.
En términos monetarios las autoridades del Banco Central aprovecharon el choque de confianza para extender los períodos de los certificados, estimular la reducción de los intereses y así, aumentando el stock de estos instrumentos a un menor precio, eliminar la brecha entre el financiamiento interno (rescate de los bancos quebrados) y los certificados, lo cual ha permitido reducir los billetes en circulación, mientras simultáneamente mediante la compra de dólares en los mercados cambiarios ha logrado incrementar en más de US$212 millones las reservas internacionales netas desde el 16 de agosto.
El choque de confianza y el correcto manejo de las políticas fiscal y monetaria ha permitido a los consumidores beneficiarse con reducciones en el Indice de Precios (inflación) en los meses de septiembre, noviembre y diciembre, que se ha expresado en la disminución en los precios de una serie de bienes y servicios justo en el momento donde se incrementaron los salarios nominales en el sector privado y posteriormente en el público.
Para este año se estima, de acuerdo a las proyecciones contenidas en la Carta de Intención a ser conocida por el Directorio del FMI este mes, un crecimiento del PIB de 2.5%, una inflación entre 12-15%, un déficit del sector público no financiero de -0.70% y un déficit cuasi-fiscal de -3.2%.
El comportamiento de la economía dominicana en este año depende del cumplimiento por parte del gobierno de los topes y metas en las revisiones trimestrales y con una determinada evolución de la economía mundial en la cual se ha considerado una desaceleración del ritmo de crecimiento, debido entre otros factores a los precios del petróleo, la reducción del crecimiento de la economía norteamericana de 4.4% en el 2004 a 3.4% en el 2005, así como también de la economía japonesa y el débil crecimiento de la Europea y por supuesto el impacto interno (reducción estimada de US$217 millones en las exportaciones de ZF) a causa de la entrada en vigencia del acuerdo multi-fibras.
De mantenerse ese entorno internacional, sin una mayor desaceleración o aumentos de los precios del petróleo superiores a los US$40 el barril, la economía dominicana, tomando en cuenta la respuesta en los meses finales del 2004, estimamos que nueva vez el desempeño superará las previsiones del FMI y el crecimiento del producto podría colocarse en un entorno entre el 3.5-4% y la inflación menor al 10%.
Las razones de este optimismo se basan en el convencimiento de que tanto el sector público no financiero y el Banco Central mantendrán la misma disciplina exhibida hasta el momento y cumplirán estrictamente con las revisiones trimestrales del acuerdo. Este cumplimiento, así como la renegociación de la deuda externa, permitirá gradualmente mejorar la clasificación riesgo-país y estimular el retorno de capitales y nuevas inversiones.
En el ámbito fiscal la disciplina y la mejoría esperada de las recaudaciones permitirá al gobierno cumplir con las metas fiscales del acuerdo y aun así contar con excedentes para aplicarlos a la deuda interna y a incrementar los gastos de capital tan estimulantes para contribuir a dinamizar la economía y mejorar el gasto social.
En el ámbito de la autoridad monetaria la creación de instrumentos captadores de dólares, pero denominados en pesos, con períodos más largos de vencimiento y la creación de una nueva estructura que licite y entregue a varias administradoras de fondos y empresas privadas especializadas el manejo de los activos del BC, los activos de los bancos quebrados y las carteras de préstamos, permitirá reducir el déficit cuasi-fiscal contemplado en el programa con el FMI e incluso a iniciar el desmonte del stock de certificados.
Los cielos están despejados y los agentes económicos confiados gracias a que la nave del gobierno está en manos de un piloto experimentado y sensato, auxiliado por un equipo económico de grandes ligas.