Cien días de esperanzas, angustias y resignaciones

Cien días de esperanzas, angustias y resignaciones

Cumple la administración del presidente Danilo Medina sus primeros 100 días en el poder, y el período ha sido una mezcla variopinta de sentimientos disímiles, en donde la desilusión ha marcado el compás en un ambiente enrarecido que no presagia que disfrutaremos de unas Navidades felices y familiares.

 El periodo  nació con grandes esperanzas de cambios y enderezamiento de malas conductas administrativas cuando al inicio se cercenaron tantos privilegios de que disfrutaban los funcionarios, increíbles para un país pobre, y que dieron  lugar al surgimiento de nuevos millonarios políticos, que por culpa de su origen social, no se contienen para ocultar sus bonanzas y la exhiben dándole galletas sin manos al sector pobre que repudia tales manifestaciones, ya que no saben cumplir con la sentencia de aquel dictador del siglo XIX, Ulises Heureaux,   de que se comieran la gallina pero ocultaran las plumas.

 Esos primeros días fueron de esperanzas, que se alentaban con cada decreto,pero luego se empañaban cuando se mantenían en los cargos  a quienes habían sido cancelados,  a los cuales se le achacaban  toda clase de males, y a la vez, se volteaba la vista para, hasta ahora, no hacerle frente a la escandalosa  situación burocrática  del servicio exterior.

 Las angustias comenzaron a generarse cuando apareció en el panorama  una propuesta de reforma fiscal,  la cual fue concebida  inicialmente para incordiarle la vida a los dominicanos, que hasta el entresijo iba a pagar tributos al igual que los vendedores ambulantes. La promulgación de esta ley el pasado sábado 10 ha enturbiado el ambiente, aun cuando su entrada en vigencia plena es el próximo año ya el comercio inició una escalada en los precios de consumo y se manifiesta peligrosamente en el alza inexplicable de la prima del dólar, que desde agosto del 2004 estuvo  muy lejos del 40 por 1, lo cual ha sido superado aun cuando se justifique como un alza cíclica por la proximidad de las navidades.

 Pero las angustias se han ido reforzando por  la peculiar forma de protestas  sociales, que por primera vez desde  1961, involucra a la clase media que ha salido de sus comodidades en sus madrigueras para manifestarse con calor en repudio a los causantes del déficit fiscal, exigiendo justicia y resarcir a la sociedad del latrocinio cometido en su perjuicio.

Las manifestaciones, impulsadas por el uso masivo de las redes sociales como ya ocurriera en algunos países árabes que acabaron tumbando gobiernos de muchos años, demuestran hasta ahora que no existe una participación directa de la desacreditada clase política.

No hay dudas que existe una presencia política de una mano maestra, como se decía por allá en los años 80, que está orquestando una sabia campaña que apunta a obligar al presidente Medina a ponerse al lado del pueblo y renegar  de su compromiso con sus compañeros  de partido, que han manchado los ideales boschistas, que una vez  le dieron brillo a un partido acorazado en sus ideales de honestidad y apartado de las malas influencias de la tradicional política vernácula de asalto a los recursos públicos.

Ahora no hay tiempo de resignaciones, y si ya el pueblo se ha puesto en marcha, es para que se rectifiquen los errores  que se están cometiendo, pese a tantas cosas positivas que se llevan a cabo, como la ventanilla única para inversiones y la decisión de titular la inmensa cantidad de terrenos del Estado, que desde años  están sin soporte legal y que impide toda clase de transacciones.

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