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Por Anna Jiménez
Armonía de la palabra y el instinto
Quiero compartir con ustedes este hermoso poema de Julia de Burgos. Espero que les llene el alma. Todo fue maravilla de armonías en el gesto inicial que se nos daba  entre impulsos celestes y telúricos desde el fondo de amor de nuestras almas.

Hasta el aire espigóse en levedades

cuando caí rendida en tu mirada; y una palabra, aún virgen en mi vida, me golpeó el corazón, y se hizo llama en el río de emoción que recibía, y en la flor de ilusión que te entregaba.

Un connubio de nuevas sensaciones elevaron en luz mi madrugada.

Suaves olas me alzaron la conciencia

hasta la playa azul de tu mañana, y la carne fue haciéndose silueta a la vista de mi alma libertada.

Como un grito integral, suave y profundo estalló de mis labios la palabra;

Nunca tuvo mi boca más sonrisas, ni hubo nunca más vuelo en mi garganta!

En mi suave palabra, enternecida, me hice toda en tu vida y en tu alma; y fuí grito impensado atravesando las paredes del tiempo que me ataba; y fuí brote espontáneo del instante; y fuí estrella en tus brazos derramada.

Me di toda, y fundiéndome por siempre en la armonía sensual que tú me dabas; y la rosa emotiva que se abría en el tallo verbal de mi palabra, uno a uno fue dándote sus pétalos, mientras nuestros instintos se besaban.

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