Ciencia plus
Cada error es una oportunidad

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C ada vez que alguien hace algo mal (sin querer, por supuesto), cada vez que alguien yerra, nace una nueva oportunidad para hacerlo bien o cuanto menos aprende cómo no hacerlo la próxima vez para no errar. Es muy común escuchar a las madres decir: “mira que le dije que no lo hiciera, que iba a salir mal, pues a pesar de ello, lo hizo” y aunque entiendo la postura de las madres, entiendo aún más la postura de los hijos. Todos deseamos hacer lo que creemos que tenemos que hacer. Es muy aburrido hacer sólo lo que los demás quieren que hagamos, por eso muchos acabamos por darnos el golpe ahí donde nos dijeron que nos lo daríamos.

Sin embargo, y esto es lo maravilloso del asunto, muchas de las personas rebeldes, cabezonas, insistentes y persistentes que no hacen caso de los consejos acaban por triunfar ahí donde otros fracasaron (los que mantienen intacta su creatividad, por no habérsela dejado robar, supongo). Si a los niños en su infancia, cuando más capacidad para inventar tienen, les empezamos a enseñar que hay que intentar no equivocarse, estamos poniendo la primera piedra hacia la anulación de su libertad creativa.

El miedo a provocar tristeza y el miedo a equivocarse hace que los niños no quieran, en muchas ocasiones, ni intentarlo. He visto a mi hijo pedirme que le dibuje un sol y una casa, porque él siente que no sabe hacerlo, le he visto empezar a pintar algo y pedir que le ayudemos a acabarlo porque considera que no le está saliendo bien y le he visto pidiéndonos una cara contenta después de cada dibujo o pintura que hace. La creatividad muere el día que un niño prefiere que los demás hagan aquello que debería divertirle. Una pena, sólo tiene 6 años  y medio.

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