Toda persona competente, soñadora y decidida a alcanzar grandes metas tiene el triunfo asegurado siempre y cuando crea en sí misma, esté en constante preparación, consciente de que hay otros individuos con el mismo deseo de éxito y de que éstos se esforzarán para alcanzarlo con igual o muy parecida intensidad.

 Cuando Dios te da la oportunidad de triunfar, poniéndote en medio de un proyecto, situación o lugar debe ser aprovechada al máximo, pues sin dudas estás en la mira de otros que desearían haber recibido la bendición que fue puesta en tus manos, por lo que no pueden resistirse a vigilar tus acciones, escudriñar tus estrategias, para que sirvan de soporte a las que ellos crearían para el contraataque.

Es importante en todo triunfador entender que NO lo sabe todo y que  puede tener personas con buenos sentimientos y gran preparación a su alrededor que pueden ayudarle a alcanzar el éxito más facilmente, como si tomarán un atajo, sólo por dejarse ayudar.

El que tiene claro hacia donde va y precisado lo que debe hacer para llegar hasta allí, sólo debe dejarse asistir, reconocer que otros pueden ser piezas importantes en la tarea de alcanzar sus sueños o el triunfo en las actividades y situaciones en las que ha sido bendecido. Si quieres formar parte del grupo de triunfadores, ¡vamos, anímate!, salte del montón y empieza a establecer diferencias con tu forma de conducirte, recibiendo las críticas constructivas;  esforzándote en ser mejor. No prestes atención a  comentarios que sólo buscan tu reacción, por pura envidia, sino demuestra altura, educación y “clase”- con esta se nace; no importa tu clase social, por que a la que me refiero es a la fineza que muestras como ente; sé tu mismo.