ANNA JIMÉNEZ
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E l amor es una expresión profunda y al mismo tiempo extraña; profunda por que cuando se siente surgen los autocuestionamientos: ¿porqué le quiero,¿y qué es lo que me gusta; esta sensación de estómago cuando le veo o le escucho, por qué me ocurre?.

Extraña, pues no se elige a quien amar y lo que caza el corazón a veces no es lo que el común denominador piensa como prototipo de belleza física, estabilidad económica, inteligencia. Aveces  tan sólo se trata de una forma particular de mirar, de sonreír, un gracioso hoyuelo que se dibuja en el rostro, muestras de caballerosidad, femineidad o cortesía, sencillos y extraños detalles que le provocan amor sin límites.

Algunas veces la distancia, incomunicación y otras circunstancias  hacen suponer que el amor se olvidará o se apagará, sin embargo es extraño como éste, sin explicación alguna permanece y crece. ¡Ven que es extraño!, no se apaga, como si se usara un interruptor, como algunos suponen.

Hay muchos “tipos de amor”( apasionado, obsesivo,  fraternal, el que se siente por los hijos y muy parecido a ese, pero en planos distintos el amor verdadero de pareja).  En las parejas siempre hay uno que quiere más que el otro, por esta razón el que ama más se sacrifica más, se entrega en mayor grado, soporta todo, da de corazón, aunque no reciba nada a cambio, convierte ese sentimiento en infinito, sencillamente por que por más que busque disminuirlo, queda grabado como una talla profunda, imposible de borrar.

Amar es una bendición de Dios, es el sentimiento más fuerte del universo, por el que El nos salvó de la muerte eterna, apesar de nuestras fallas y errores.  Por eso amo en grande y será así para siempre.