Probablemente le habrá pasado más de una vez, lidiar con una persona de carácter fuerte, de esas que no pueden controlar su tono, para corregir, referirse a un tópico dentro de una reunión y hasta para reclamar algo -con derecho o no-. Generalmene son individuos (sin excepción de género), que en buen dominicano “explotan” cuando abren la boca.

Primero que nada, si desea salir airoso de una situación que involucre a uno de esos bravucones, le aconsejo conservar la calma, pues sino se convertirá en un igual y no tendrá moral para exigir cambios de conducta. Segundo, mantenga sus puntos de vista firmes, no se quiebre, ni tardamudee, está comprobado que personas potencialmente exitosas no alcanzan la cúspide, por ser incapaces de mantener el control sobre sus emociones.

 Al mantenerse ecuánimes conseguirán proyectar mayor madurez profesional y emocional, por lo que siempre saldrá airoso de cualquier situación y le felicitarán por su temple.

Cuando “todo pase”, acérquese al agresor verbal y explíquele cuánto le resta su  inapropiada conducta y lo que insulta su inteligencia, conocimientos y cultura, le sorprenderá en que tome su conversación y notará cómo gana un respeto inesperado.

 Para tratar con personas difíciles, sólo debe procurar ser amable, firme en lo que dice, de modo que quede en evidencia la irracionalidad del comportamiento del agresor verbal. Las blandas palabras rompen el armazón más duro y abren las más grandes puertas que puedan existir, además de que dicen mucho de la capacidad de dirección y don de gentes de un individuo. Haga la diferencia y tendrá éxito en todo lo que emprenda, sin importar las dificultades que pueda encontrar.