Es imprescindible el contacto cotidiano, habitual, íntimo, contigo mismo, con la esencia de la persona. Esta es una tarea regocijante que va mucho más allá del simple ejercicio de relajar la mente y el cuerpo. Tratar de encontrar la posibilidad de realización personal a través del trabajo que haces. Las personas no necesitan trabajar solamente para ganar su sustento, como desgraciadamente se ha repetido en la cultura occidental durante siglos, si no para evolucionar humanamente. Siempre que sea posible, debe verse en la actividad diaria una posibilidad de acercarse de alguna manera a la vocación que cada persona sienta que necesita expresar.

Procurar que sus relaciones personales sean lo más saludables, afectuosas y abiertas que le sea posible. Los afectos, los sentimientos y el pensamiento tienen vínculos de acción directa sobre, por ejemplo, el sistema inmunológico, los sistemas orgánicos, los órganos mismos. Así lo viene demostrando la ciencia de la psicoinmunoendocrinología, y ya nadie duda que la calidad de su vida afectiva influye directamente en la salud. Estar bien, ser sano, sentirse pleno: todas estas no son gracias que la fortuna otorga, sino el fruto de un trabajo. Gozoso y energizante, como debería serlo siempre, pero trabajo al fin. Sólo hay que poner manos y espíritu a la obra.

Lo Esencial ¿Por qué? La idea de que «todo es parte de todo» y no hay cosas «separadas» no es sólo una posición filosófica: también es la visión que tiene la física moderna sobre el universo. ¿Para qué? Para saber que estar sano no es sólo no tener una enfermedad determinada, y descubrir un concepto más amplio de la salud.

Toma conciencia, trabaja día a día para sentirte mejor en todos los aspectos: físico, mental y emocional.