Ciencia Plus
Personas difíciles

<STRONG>Ciencia Plus<BR></STRONG>Personas difíciles

POR ANNA JIMÉNEZ
Sin dudas es desagradable encontrarse en la vida con personas difíciles de tratar, individuos muchas veces sobresalientes en su formación, exitosos en sus trabajos, pero ciertamente torpes y mediocres en sus relaciones humanas.

Estoy segura que alguna vez le ha tocado la amarga experiencia, tal como me ha pasado a mí, por ello he decidido poner a Dios en primer lugar llevando estas inquietudes a El, para buscar Su guía y descubrir que al igual que nosotros El también trató con esta clase de personas.

 Jesús reconoció que la gente difícil no es el enemigo. No importa cuán hostil, cuán ruda, o cuán desagradable éramos, Jesús nos amó lo suficiente para morir por nosotros, y nos amó lo suficiente para que quiera que gente difícil viva una vida sometida a El. ¡Incluso la gente en nuestros trabajos, en nuestras familias! .

El apóstol Pablo le recordó a la Iglesia de Efesios, “porque nuestra lucha no es contra sangre ni carne, sino contra principados, contra autoridades, contra los gobernantes de estas tinieblas, contra espíritus de maldad en los lugares celestiales.” (6:12 NIV)

Hay un plan de acción para tratar con gente desagradable que se encuentra en Proverbios 25:21-22, y se repite en Romanos 12:20-21, que nos dice: “Si tu enemigo tiene hambre, dále de comer pan; y si tiene sed, dále de beber agua; pues así carbones encendidos tú amontonas sobre su cabeza, y Jehová te recompensará”. He tenido experiencia personal en poner estos versículos en práctica, y es sorprendente cuán divertido es.

Lincoln una vez dijo: ¿”Acaso no destruyo a mi enemigo, si lo hago mi amigo?”

Siendo amigos con gente difícil puede ser una recompensa en sí mismo. Cristo nos llama a ayudar al descuidado – los pobres, viudos, huérfanos. En nuestra cultura alguna de las personas descuidadas en un sentido muy significativo son nuestros colegas, a quienes vemos como “difíciles”, por múltiples razones psicológicas inadmisibles por ellos mismos. Usemos estas herramientas divinas y Dios vencerá por nosotros.

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