Por Anna Jiménez
Muchos consideran a los y las odontólogos pacificadores de dolores y penurias que pasamos en algún momento de la vida por razón de una molestosa caries o un problema de encía; otros no los quieren ver ni en pintura por el temor que tienen de los aparatos que utilizan para higienizar los dientes.

De un modo u otro quiero extenderle una felicitación especial a todos los hombres y mujeres que optaron por estudiar una carrera que ayuda a que hayan más sonrisas en el mundo.

Gracias por ser los responsables de que luzcamos sanos y bellos, por la delicadeza que ponen en cada tratamiento, cordialidad, respeto y dedicación a cada uno de sus pacientes.

Este suplemento, no solo es especial para los médicos, sino para nuestros fieles lectores dominicanos y alrededor del mundo, para quienes hemos compilado todas las informaciones que consideramos provechosas para hacerles más sencilla la tarea de tener una higiene dental óptima y, por consiguiente, un mejor cuidado del corazón y los riñones, órganos que se afectan al no cuidar de nuestros dientes y encías.

Ojala y que este granito de arena sirva para que muchos se motiven a visitar al dentista y decidan amarse un poco más, cuidándose  y cuidando a los suyos.

Recuerde que debe visitar al odontólogo al  menos dos veces al año; en el caso de las embarazadas, cada tres meses, para que puedan conservar en un estado hermoso y saludable sus dientes que son para toda la vida.

Cuidar integralmente de la salud, definitivamente es síntoma de que en verdad se ama, ese es el primer paso para cumplir el mandato cristiano de “Ame a su prójimo como a sí mismo”; aprenda a quererse, de ese modo podrá amar a los demás y cambiar al mundo.