POR ANNA JIMÉNEZ
Razones no nos faltan.Las mujeres queremos encontrar la felicidad en el amor hacia un hombre. Uno que nos llene, que nos dé lo que nos falta, con quien podamos cumplir nuestro destino que suele ser la maternidad, el matrimonio, la familia y la seguridad. Pero da igual con quien hablamos, todas parecen descontentas. Este no gana lo suficiente, este no quiere casarse, este no quiere vivir con ella, este sí que quiere casarse pero no quiere hijos, este ve demasiados juegos de pelota, este solamente juega las cartas y el otro no es un caballero. Y es más, parece que los hombres también se han liberado y no nos necesitan. Se quedan con los chocolates de la caja, es decir, nuestro cariño, el sexo, la compañía, pero no quieren la convivencia, el compromiso, la responsabilidad. 

¿Por qué mi novio/marido/compañero sentimental es así y no diferente?. Yo doy y doy y doy, y de él no tengo nada. Más tarde o más temprano todas las mujeres empiezan a interesarse por la psicología o la astrología, para conseguir entender a esta especie rara sin la que al parecer no podemos vivir. 

De modo que si no nos toca un ejemplar bueno (los príncipes azules ya no existen) tenemos que cambiar al nuestro según nuestras preferencias. Todas las armas valen, se conocen bajo el nombre “armas de las mujeres”: comprensión, paciencia, negocios, contratos pre y postmatrimoniales, chantaje sexual, amenaza, abandono. Todo para que él haga lo que nosotras queremos. ¡Cuánta energía! Y si él no lo hace, nos parece que nos ataca porque él nos priva de nuestra felicidad. 

Al final nos criticamos los unos a los otros porque ninguno quiere hacer lo que quiere el otro. Ahora solo te toca reflexionar y decidir si alguna vez pensaste lo mismo.