Primero que nada es importante saber que pareja viene de parejo: ninguno vale ni es mejor, ni tiene más poder que el otro. Los dos son cojitos, aunque generalmente cojean de piernas distintas. Se tiende a la homogeneidad (mismo nivel de neuroticismo), en caso contrario puede que el más sano sienta que debería separarse. El mayor poder real dentro de una relación de pareja (del estilo de pareja actual en nuestra sociedad) es el amor. No confundir amor con no puedo vivir sin ti, te necesito (el necesitado queda con mayor poder subjetivo) ni con si no me necesitas, quiere decir que no me amas. Expectativas: explicitar lo que se espera (ojo con las expectativas irracionales) de la relación y del otro (no se es adivino ni se ama menos si no se da cuenta de lo que obviamente necesito o si tengo que pedírselo, no vale o no me comprende).
El otro no es mi propiedad privada ni viceversa: por tanto no existen los deberes y los derechos preestablecidos, sino que cada pareja debería poder definirlos desde cero.
Contrato de pareja: los únicos deberes son los que ambos acordaron en forma explícita. Cada pareja es un mundo único y diferente; no dejarse guiar por lo que la sociedad manda (ojo que este contrato se puede renegociar si es necesario a lo largo del tiempo).
Hacer explícitas y negociar las prioridades en la vida (p.e. ¿es más importante la pareja o los hijos?). Evitar colocar al otro en una situación insostenible (¡o tu mamá o yo!). Límites absolutos: aspectos que no se está dispuesto a negociar, por la razón que sea; deberían ser muy pocos (no más de 3 en lo posible) y claramente explicitados. Inicialmente puede haber un intento de convencimiento al otro mediante argumentos.