Es mi deseo para cada uno de ustedes, lectores de este suplemento Salud, que la cena de la próxima semana, sea una oportunidad para unir a sus familias.

Traten de reflexionar en estos días que faltan sobre el verdadero significado de la Navidad y ese día cuando estén todos juntos compártanlo con sus seres queridos y delen el regalo más hermoso de esta época, que consiste en la bendición de saber que en una fecha como esa nació el salvador de nuestras almas; nació Jesús, como inicio de una encomienda de amor para nuestras vidas, que se extiende hasta nuestro tiempo y que nos motiva a permitirle nacer en nuestros corazones, invitándole como nuestro huésped especial en esta cena familiar y dándole gracias por todo lo bueno y no tan positivo que hemos sido privilegiados de recibir este año. Dale gracias por tu vida, por tus familiares, por tu trabajo, por tu abundancia o por tus carencias, por tus necesidades y aspectos ya satisfechos, por tus planes, proyectos y sueños, por todo… y además por en esta acción de gracias tu corazón enterito, de manera que tu gratitud sea tan auténtica que tus gracias lleguen hasta el cielo y las bendiciones sobreabunden en tu familia, en tu casa, en tus asuntos en tu vida.

Que esta cena de Navidad que se aproxima no sea una llena de pomposidad, sino una ocasión para mostrarnos con gratitud ante el Todopoderoso, con humildad hacia nuestro prójimo y con el espíritu de compartir lo que tenemos con los menos afortunados. ¡Ojala y sean acciones que puedan ser repetidas durante todo el año!

¡Ojala y puedan tus hijos ver en ti un ejemplo y salga luego de ellos la iniciativa de bendecir con el corazón!