A te vicisitudes de mil orígenes los seres humanos tienen a perder las esperanzas, por que los obstáculos que se presentan en el camino se convierten en frecuentes e implacables, sin embargo qué distinto se torna el panorama, cuando con la ayuda de manos amigas y a veces desconocidas la realidad se transforma en un hermoso milagro que hace subir la mirada hacia el cielo, agradecidos por el Todopoderoso y nos vitalizamos con una energía inusitada que nos convierte en humanos trascendentes, como si flotáramos por la alegría, la felicidad del momento y las bendiciones que circundan nuestras vidas en ese momento.

Con el rescate efectivo de la señora Ingrid Betancourt en Colombia se puede ver cómo la mano poderosa de Dios actúa a su tiempo, cómo las esperanzas no deben perderse, por que ante lo imposible surge la posibilidad de ver todo resuelto, cuando Dios interviene, sanando, resolviendo, reparando.

Recuerden, cuando sienta que ya no puede más con alguna situación personal, cuando crea que la vida está siendo implacable, no pierda la esperanza, busque consuelo en el Señor, aprenda a decir: ¡ayúdame!, no sienta vergüenza, sientase bendecido pues tiene la fortaleza y la valentía de dejar que otros le ayuden a salir de la situación en la que se encuentra.

Los milagros son posible, sólo debe poner en su receta el ingrediente más efectivo, sencillo y abundantemente a su disposición: La fe.

Ejercítela y verá como su vida empieza a transformarse.

Notará cómo las situaciones difíciles pasan a ser sencillas y cómo su corazón se regocijará en paz y en armonía con su entorno, haciendo nuevos amigos y amigas.