ANNA JIMÉNEZ
a.jimenez@hoy.com.do
Les hablaré en esta ocasión de una persona muy especial que no le gusta ser felicitado cuando cumple años, pero es tan singular y de gran significado emocional y personal, que sería imposible dejar pasar esta especial fecha sin desearle de todo corazón: ¡Un que tengas un muy feliz cumpleaños!.
Hace unas cuantas décadas Dios le dio la bendición a tus padres de tenerte entre ellos. El primer hijo varón que les colmó de felicidad. Pasó el tiempo y con el cuidado y bendición de Dios creciste en sabiduría y estatura hasta que alcanzaste edad para entrar a la universidad, donde tuve la dicha de conocerte y más tarde significar tanto en tu vida, como tú en la mía.
Hoy tengo el honor de aún recorrer este camino contigo y con dos regalos bajados del cielo: nuestros hijos Ryan y Randall.
Rigoberto,mi corazón recita a viva voz un ¡felicidades!, pues Dios te da la dicha de ver otro día, de iniciar otros 12 meses, de ver en perspectiva el futuro cercano y descubrir que maravilloso es respirar, es estar lleno de salud y rodeado de las más hermosas bendiciones de Dios. Que nuestros hijos te den todos los besos, abrazos y felicitaciones que siempre quisiste recibir de tus seres amados y recibe todo mi amor, todas mis bendiciones, para que todo fluya de maravilla y en verdad la pases feliz.
Ojala y tú que lees mi columna pongas en tus planes decirle con el corazón a las personas que amas lo feliz que te hace estar al lado de ellos, no dejando pasar sus fechas especiales, creando momentos inolvidables aunque no se trate de un cumpleaños o aniversario, haciéndoles sentir día a día que el hogar está donde está el corazón y que el mejor regalo que se puede recibir de parte de Dios es estar rodeados de personas que te amen con todo el corazón.