Ciencia y dogma

Ciencia y dogma

Desde tiempo inmemorial la especie humana ha tratado de darle alguna explicación al cómo y porqué suceden los hechos en la secuencia de causa y efecto. Se le atribuye la paternidad de la lógica a Aristóteles el último de la triada de sabios griegos antiguos.

Ese formato de razonamiento desarrollado en el siglo IV antes de la Era Cristiana por el maestro de Alejandro Magno, vino a ser modificado y ampliado por René Descartes en el siglo XVII. Cartesius como René se hacía llamar en latín entró a la universidad a los 18 años a estudiar derecho y medicina haciéndose bachiller y licenciado en Derecho. Fue el científico de la duda, creador del método cartesiano el cual después de cuatrocientos años sigue aún manteniendo vigencia.

En la jerga médica durante el ejercicio clínico del diagnostico diferencial acostumbramos expresar: “descartar tal o cual enfermedad” En las conclusiones de sus ensayos e investigaciones tuvo sumo cuidado en no contradecir públicamente a la Iglesia Católica ya que estaba muy consciente de la suerte corrida por Galileo. Llamado a asistir a la Monarca de Suecia en 1649 enfermó súbitamente quejándose de escalofríos y malestar gastrointestinal, falleciendo en un corto tiempo. Su deceso fue atribuido a una neumonía, interpretación diagnostica negada por el Dr. Eike Pies, médico alemán, quien alega que se trató de un homicidio por envenenamiento con arsénico. En el mundo intelectual de la edad moderna europea fueron muchos los que catalogaron al francés Descartes como el Padre de la Filosofía.

Gracias al método científico hemos logrado desentrañar parte de los misterios causales de la antiguamente denominada alferecía de la embarazada. La eclampsia se caracteriza por el desarrollo de alta presión, pérdida de albúmina en orina y crisis convulsivas después de la veinteava semana del embarazo. Sabemos que su origen encierra un rechazo por parte de la madre a la implantación en la matriz de un producto híbrido en donde la mitad del contenido biológico proviene del padre. La repulsa inmunológica materna se expresa durante las etapas embrionaria y fetal en el lecho placentario.

El daño en los pequeños vasos sanguíneos presentes en la barrera materno fetal trasciende para manifestarse también en los riñones de la gestante. En los casos graves de toxemia del embarazo la solución definitiva para salvar la vida de la mujer consiste en la interrupción de la preñez. Es ésta una de las tantas situaciones engorrosas de la práctica médica en donde la ciencia y el dogma religioso coligen. La lógica hipocrática aconseja desembarazar a la enferma, en tanto que el mandato eclesiástico ordena seguir el curso natural reproductivo. Marcos el evangelista recoge en el versículo 17 del capítulo 12 en el Nuevo Testamento la sabia respuesta de Cristo ante una pregunta referente a los impuestos imperiales: “Dad al César lo que es de César, y a Dios lo que es Dios. Y se maravillaron de ello”.

La solicitud de revisión y enmienda al Congreso Nacional del nuevo Código Procesal Penal en lo relativo a la penalización del aborto, por parte del Poder Ejecutivo, abre la clásica polémica del viejo dilema entre el dogma y la ciencia.

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