Ciencias de la mujer

Ciencias de la mujer

Hoy se habla continuamente de “neurociencias”, esto es, de disciplinas relacionadas con el tejido nervioso y con la conducta de las personas. Se dice: “neurociencias”, en plural, porque existen diversas maneras de abarcar el estudio de la “interioridad” de los seres humanos. Un “nuevayorológo” es un experto en la ciudad de Nueva York; no lo es, obviamente, de la ciudad de Londres; que es otro tipo de “aglomeración urbana”. Del mismo modo, debe considerarse el estudio de la mujer y de las diferentes “consideraciones” acerca de la feminidad. Las “ciencias de la mujer” son muchas. Las más conocidas son la obstetricia y la ginecología.

Es evidente que las mujeres están preparadas anatómicamente para parir; sus órganos genitales son muy distintos de los del hombre. Hay enfermedades que llaman “propias de la mujer”. Es explicable que hayan surgido expertos en el útero y las trompas de Falopio, a los que llaman ginecólogos. Las comadronas y parteros de la antigüedad han sido sustituidos por médicos obstetras o tocólogos. Todo esto es visible y bien conocido; por tanto, no necesita de más explicaciones. Pero la mujer, mitad del género humano y porción de la cual procede la otra mitad, no acaba en el útero, ni en el alumbramiento.

No es lo mismo ser “mujerista” que “feminista”; tampoco es igual ser “mujeriego” que “hembrólogo”. Por lo general, las feministas son mujeres, que defienden sus propios derechos y luchan por la igualdad jurídica o laboral; hay también hombres “feministas”, que apoyan esas luchas y piensan que deben cambiar las actitudes “machistas”, los prejuicios culturales contra la mujer. Un “mujerista” –que no debe se confundido con un “mujercita” –es un hombre que valora positivamente el papel de las mujeres en la sociedad.

No hay crianza adecuada, ni educación en el hogar, sin participación de la mujer. Su rol en la familia es fundamental; podría decirse que es el cimiento del “edificio del parentesco”. Sin abuelas, ni madres, morirían los niños y no se curarían los ancianos enfermos. Esto es parte del credo “mujerista”. Un “mujeriego” realiza el acto venéreo con muchas mujeres; los “hembrólogos” describen “los encantos sensuales” de la mujer. Los mujeristas apreciamos a la mujer en todas sus facetas.

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