LOS ANGELES (AP) En laboratorios subterráneos de varias partes del mundo se desarrolla una carrera frenética para detectar la llamada materia oscura, una entidad cósmica invisible que se supone impide la dispersión de las galaxias.
Quien descifre su naturaleza solucionará uno de los grandes misterios de la ciencia y será candidato favorito al Premio Nobel. Pero es mucho más que un ejercicio teórico.
Comprender la materia oscura junto con otra fuerza misteriosa llamada energía oscura podría contribuir a revelar el destino del universo. Hasta ahora, la búsqueda de esa materia hipotética no ha dado resultados, pero no ha disuadido a unas dos docenas de equipos de investigadores de escudriñar las profundidades de minas abandonadas y túneles donde esa búsqueda pueda ser más propicia.
Los actuales detectores de materia oscura son más poderosos que los anteriores, pero aun los mejores no han dado en el clavo. Muchos equipos están construyendo detectores aun mayores o probando nuevas tecnologías.