Científicos frenan superbacteria en hospital de Estados Unidos

Científicos frenan superbacteria en hospital de Estados Unidos

WASHINGTON. AP. A lo largo de seis meses aterradores, una mortífera bacteria inmune a la mayoría de los antibióticos se propagó en el principal hospital de investigaciones del país. Muy pronto cada semana un nuevo paciente contraía el germen.

Científicos en los Institutos Nacionales de Salud (NIH) aislaron a pacientes, limpiaron con cloro, incluso arrancaron tuberías pero la bacteria persistió. Para el final, 18 personas tenían el peligroso germen y seis murieron de infecciones sanguíneas del mismo.

Otras cinco sobrevivieron el brote pero murieron a causa de las enfermedades que les habían llevado al famoso centro de los NIH inicialmente.  

Requirió un desentrañamiento del ADN de la bacteria para resolver el problema de su diseminación, en una saga científica con lecciones para hospitales en todas partes en su lucha para contener la creciente amenaza de superbacterias. 

Todo comenzó con un solo paciente que portaba una superbacteria nueva conocida como KPC Klebsiella pneumoniae que resiste tratamiento con una de las últimas líneas de defensa, antibióticos llamados carbapenems. 

“No queremos que esto vuelva a suceder”, dijo la doctora Tara Palmore, epidemióloga para el Centro Clínico de los NIH. Las infecciones contagiosas que viven en los centros de salud constituyen una de las principales causas preventivas de muerte, anualmente cobran unas 99 mil vidas.

Viene a ser como un asesino silencioso, que los hospitales por temor a las demandas judiciales no desean revelar públicamente cuando logran el control de la infección, aunque ningún hospital es inmune.  

Ayer, expertos del gobierno publicaron un recuento inusualmente franco del brote del año pasado, con una advertencia: el rápido secuenciamiento del genoma del germen, su ADN completo, pudiera ser esencial.

Eso puede revelar cómo bacterias resistentes se están diseminando, para que los médicos puedan proteger a otros pacientes. “No es una historia fácil de contar”, dijo la doctora Julie Segre, una importante investigadora para el Instituto Nacional de Estudios del Genoma Humano.

Segre encabezó el equipo de “detectives” que encontró la bacteria oculta en desagües de lavamanos, e incluso en un pulmón artificial que había sido limpiado con cloro.  

Especialistas en otros hospitales calificaron el detallado recuento, publicado en Science Translational Medicine, de importante para todos.  

“Ellos consiguieron demostrar que ese solapado germen consiguió mantenerse con vida y transmitirse en formas que no habían previsto antes de conseguir la información genética detallada”, agregó.

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