Cuando la pandemia del coronavirus empezó a extenderse en India, se temía que el virus pudiera hundir el frágil sistema de salud del segundo país más poblado del mundo.
Durante meses, los contagios subieron a gran velocidad y en un momento dado parecía que India sobrepasaría a Estados Unidos como el país con más casos. Pero las infecciones empezaron a caer en septiembre y ahora el país reporta unos 11.000 casos nuevos al día, en comparación con el pico de casi 100.000, lo que ha dejado perplejos a los expertos.
Han sugerido muchas posibles explicaciones para la caída repentina registrada en casi todas las regiones, como que algunas zonas puedan haber alcanzado la inmunidad de rebaño o que los indios tuvieran alguna protección preexistente al virus.
El gobierno también ha dicho que parte del descenso se debe al empleo de mascarillas, obligatorio en India y con grandes multas por incumplir la norma en algunas ciudades. Pero los expertos señalan que la situación es más complicada, ya que el declive es uniforme pese al uso irregular de los cubrebocas en algunas regiones.
Es algo más que un rompecabezas intrigante: determinar el motivo para la caída de los contagios podría ayudar a las autoridades a controlar el virus en el país, donde se han confirmado casi 11 millones de casos y más de 155.000 muertes.
Unos 2,4 millones de personas han muerto en todo el mundo. “Si no sabemos el motivo, podríamos hacer algo sin saber que puede provocar un repunte”, dijo el doctor Shahid Jameel, investigador de virus en la Universidad Asoka de India.
Como otros países, India no identifica todos los contagios, y se ha cuestionado su sistema para contabilizar las muertes por el virus. Pero la presión sobre los hospitales del país también ha bajado en las últimas semanas, otro indicador de que los contagios están cayendo.
Cuando los casos registrados superaron los 9 millones en noviembre, cifras oficiales mostraban que casi el 90% de las camas de cuidados intensivos con respiradores en Nueva Delhi estaba ocupado. La ocupación el jueves era de apenas el 16%.
Ese éxito no puede atribuirse a las vacunas, porque India empezó en enero a administrar las inyecciones. Las previsiones deberían ir a mejor conforme se vacune más gente, aunque los expertos están preocupados por las variantes del virus identificadas en otros países, que parecen más contagiosas y más resistentes a algunos tratamientos y vacunas.
Una de las posibles explicaciones para la caída de los casos es que algunas zonas grandes hayan alcanzado la inmunidad de rebaño, el umbral en el que suficiente gente ha desarrollado inmunidad al virus, ya sea por haber enfermado o por haber sido vacunado, como para que los contagios empiecen a caer, explicó Vineeta Bal, que estudia el sistema inmunológico en el Instituto Nacional de Inmunología de India.
Pero los expertos han advertido que incluso si el descenso en algunas zonas se debe a la inmunidad de rebaño, la población en su conjunto sigue siendo vulnerable y debe mantener las precauciones.
Esta advertencia se ha visto subrayada por investigaciones recientes sobre que las personas que enfermaron por una versión del virus podrían volver a contagiarse con una nueva variante. Bal, por ejemplo, señaló a una reciente encuesta en Manaos, Brasil, que estimó que más del 75% de la gente de la ciudad tenía anticuerpos del virus en octubre, antes de que los casos volvieran a subir en enero. “No creo que nadie tenga una respuesta definitiva”, dijo.
Los números no son tan drásticos en India. Un sondeo nacional de las autoridades sanitarias para detectar anticuerpos determinó que en torno a 270 millones de personas, o uno de cada cinco indios, se había contagiado del virus antes del inicio de las vacunaciones. Eso está muy por debajo de la tasa del 70% o más que los expertos consideran necesaria para la inmunidad de rebaño ante el coronavirus, aunque tampoco hay certeza sobre esa cifra.
“El mensaje es que una gran proporción de la población sigue siendo vulnerable”, dijo el doctor Balram Bhargava, que dirige el principal organismo de investigación sanitaria en el país, el Consejo Indio de Investigación Médica. Pero el sondeo no daba pistas sobre el descenso de los contagios.
Indicaba que se había contagiado más gente en las ciudades que en los pueblos, y que el virus se movía más despacio por las zonas rurales del interior. “Las zonas rurales tienen una menor densidad de población, la gente trabaja más en espacios abiertos y las viviendas están mucho más ventiladas”, dijo el doctor K. Srinath Reddy, presidente de la Fundación de Salud Pública de India.
Si algunas zonas urbanas se acercan a la inmunidad de rebaño, esté donde esté el umbral, y además limitan los contagios con mascarillas y distanciamiento social, y por lo tanto tienen un descenso de los casos, entonces quizá la baja velocidad a la que se expande el virus por la India rural pueden ayudar a explicar la caída de casos, sugirió Reddy.
Otra posibilidad es que muchos indios estén expuestos a una serie de enfermedades a lo largo de su vida -el cólera, el tifus y la tuberculosis, por ejemplo, son prevalentes-, una exposición que puede preparar al cuerpo para presentar una respuesta inmune inicial más fuerte a un nuevo virus. “Si el COVID puede controlarse en la nariz y la garganta, antes de que llegue a los pulmones, no se vuelve tan grave.
La inmunidad innata trabaja en este nivel, al intentar reducir la infección viral e impedir que llegue a los pulmones”, dijo Jameel, de la Universidad de Ashoka. Pese a las buenas noticias en India, la aparición de nuevas variantes ha añadido otro desafío a los esfuerzos en este y otros países para contener la pandemia.
Los científicos han identificado varias mutaciones en India, incluidas algunas a las que se atribuyen contagios en personas que ya habían sufrido versiones anteriores del virus. Pero siguen estudiando las implicaciones para la salud pública. Los expertos estudian si las variantes podrían estar impulsando un auge de los casos en el estado sureño de Kerala, antes elogiado como modelo de lucha contra el virus.
Ahora tiene casi la mitad de los casos activos de COVID-19 en India. Una investigación financiada por el gobierno sugiere que podría haber una versión más contagiosa del virus en la región, y se están haciendo esfuerzos por secuenciar su genoma.
Como los motivos del éxito de India no están claros, los expertos temen que la gente baje la guardia. Gran parte del país ha retomado la vida normal. En muchas ciudades se ven mercados abiertos, carreteras abarrotadas y restaurantes casi llenos. “Con la reducción de las cifras, creo que lo peor del COVID ha pasado”, dijo M.B. Ravikumar, arquitecto que se recuperó tras estar hospitalizado el año pasado. “Todos podemos dar un suspiro de alivio”.
Quizá no, dijo Jishnu Das, economista de salud en la Universidad de Georgetown y que asesora al estado de Bengala Occidental en la gestión de la pandemia. “No sabemos si esto volverá después de tres o cuatro meses”, advirtió.