Hoy 
Por ANDREA RODRIGUEZ
LA HABANA (AP) _ Cientos de miles de cubanos, encabezados por el presidente Fidel Castro se dieron cita frente a la Oficina Intereses de Estados Unidos de esta capital desde el amanecer del martes para marchar en contra de la política de Washington.
La manifestación se realizó el mismo día en que se definiría si el anticastrista Luis Posada Carriles queda en libertad condicional en Estados Unidos.
La sede diplomática esperó a los manifestantes prendiendo un cartel luminoso color rojo desde el cual comenzó a transmitir la semana pasada mensajes de derechos humanos y al cual Castro calificó de ser una «provocación».
«Ya encendieron el cartelito, valientes son las cucarachas», dijo Castro mirando al letrero desde una tarima donde dio inicio a la protesta leyendo una denuncia de las medidas que la administración de George W. Bush puso en marcha o estudia contra la isla.
Mientras, los manifestantes dieron vivas a la revolución y a Castro: «Fidel, seguro a los yankis dale duro!», gritaban.
En primer lugar Castro denunció la intención de dejar en libertad a Posada Carriles, un ex agente de la CIA detenido en un proceso migratorio, que según Cuba es una maniobra para protegerlo y evitarle un juicio sobre su vinculación con el ataque a un avión en vuelo en los 70 –en el cual murieron decenas de personas– y una serie de bombazos en hoteles habaneros en los 90.
Un juez debía definir este martes si Posada Carriles continuaba preso o era dejado en libertad condicional.
Castro recordó también las últimas medidas de Bush limitando aún más los viajes de estadounidenses y cubano-americanos a la isla y el envío de remesas; además aseguró que se busca interrumpir la venta de alimentos a La Habana, la única vía que dejan las complejas leyes del embargo gracias a una enmienda congresional que los excluyó como sanciones en 2000.
El mandatario cubano, ante la multitud reunida para la marcha, afirmó que el gobierno estadounidense está montando provocaciones para romper los acuerdos migratorios y las mínimas relaciones actuales y por eso incluso la Oficina de Intereses puso el cartel lumínico.
Instalada frente al malecón habanero, la sede diplomática amaneció a su vez rodeada de pancartas en las cuales Bush y Posada Carriles aparecen bajo el mote de «asesinos» y fingiendo ser un anuncio de una película se los ilustró con sangre en la boca y dientes de vampiros.
Banderas cubanas en su mayoría y de varios países del continente eran agitadas por los manifestantes frente a un mar sereno con poca brisa mientras el sol apenas se levantaba.
Castro, de 79 años, y quien por lo general marcha delante de las personas se situó en una tarima contigua, pero no caminó. Tampoco se vio en la manifestación a su hermano Raúl Castro, ministro de Defensa y segundo hombre en el poder.
En los altavoces jóvenes estudiantes proclamaban consignas revolucionarias y exhortaban a Washington a no incrementar su hostilidad hacia la isla: «Venganza no, justicia» o «Bush, fascista, condena al terrorista», dijeron.
«Por ser un asesino (Posada Carriles) no debe ser liberado, es injusto y tenemos que hacer algo», dijo a la AP Carla Smith, una abogada de 61 años para quien los carteles puestos en la Oficina de Intereses eran una «bobería».
De a ratos himnos como «La internacional» acompañaban a la protesta.
