Cientos de miles de personas ya han despedido al Papa

Cientos de miles de personas ya han despedido al Papa

CIUDAD DEL VATICANO (AFP).- Cientos de miles de personas han despedido ya a Juan Pablo II en la basílica de San Pedro, donde el viernes será enterrado en la tumba que ocupó Juan XXIII tras un masivo funeral, mientras los cardenales siguen sin definir la fecha del Cónclave que elegirá a su sucesor.

Según el Vaticano, un promedio de entre 15.000 y 18.000 personas desfilaron por hora ante los restos mortales del Papa, expuestos frente al altar mayor del templo desde la noche del lunes.

Los peregrinos, entre los que destacaban una mayoría de jóvenes y muchos latinoamericanos, esperaron hasta 12 horas en este día primaveral para honrar durante breves segundos al Papa que veneran como un santo, sin contar las dificultades para llegar hasta el Vaticano.

«La ciudad está caótica y esto sólo va a ir a peor», explicó Valentina, un ama de casa que llegó de las afueras de Roma.

A pesar de las largas colas y de los problemas de tráfico, no se registraron incidentes dignos de mención salvo algunas urgencias médicas sin consecuencias.

«Hoy ha sido la primera prueba significativa, pero hay otras citas que debemos preparar con atención y empeño porque en los próximos días habrá un incremento del número de fieles», declaró el jefe de los servicios de protección civil italianos, Guido Bertolaso.

Las autoridades italianas se preparan para proteger, alojar, transportar y atender a los cuatro millones de peregrinos y 200 personalidades políticas que espera para los funerales más multitudinarios de la historia, el viernes a las 08H00 GMT.

El imponente dispositivo de seguridad incluye alrededor de 15.000 agentes de los cuerpos de seguridad, francotiradores, artificieros y submarinistas para proteger a la ciudad eterna por tierra, mar y aire. El jueves y el viernes se cerrará el espacio aéreo por encima de Roma, que estará protegido por cazabombarderos, y se instalarán baterías antimisiles.

Según Bertolaso, «en condiciones normales, el acontecimiento habría requerido una planificación de entre 6 y 12 meses».

La misa del funeral, que durará tres horas, estará oficiada por el decano del colegio cardenalicio, el alemán Joseph Ratzinger, y en ella participarán todos los cardenales y patriarcas de las Iglesias orientales (ligadas al Vaticano).

Luego, el papa polaco será sepultado «íntegro y bajo tierra» en las grutas de la Basílica, en el emplazamiento que ocupó Juan XXIII, el «Papa Bueno», hasta su beatificación en 2000, un lugar importante, cerca de la tumba de Pedro, el fundador de la Iglesia.

El rostro de Juan Pablo II, que no fue embalsamado, será cubierto por un velo blanco de seda antes de ser introducido en un ataúd de ciprés. Dentro, se colocará una bolsa con las monedas de plata y bronce de su pontificado.

Tras el entierro de Juan Pablo II, se intensificará la actividad para elegir a su sucesor, aunque todavía no se ha decidido la «fecha exacta» del inicio del Cónclave encargado de hacerlo, según declaró el portavoz del Vaticano, Joaquín Navarro Valls, al término de la tercera reunión de la Congregación cardenalicia desde la muerte del Papa, el pasado sábado a los 84 años de edad.

La Constitución Apostólica señala que éste debe comenzar entre el decimoquinto y el vigésimo día después de la muerte del Papa. Aunque hay 117 purpurados habilitados para elegir al próximo Papa, uno de ellos, el filipino Jaime Sin, de 76 años, ya ha anunciado que no podrá viajar por motivos de salud.

Los cardenales decidieron este martes, por primera vez en la historia, que todo el recinto vaticano será considerado zona de Cónclave, por lo que reinará la ley del silencio so pena de excomunión de los purpurados.

Mientras continúa la especulación, se anunció que la elección del 265º pontífice de la historia se hará por primera vez no sólo mediante el famoso humo blanco, sino también con las campanas de la basílica de San Pedro, que se pondrán a tocar a rebato.

Cuando todavía Karol Wojtyla no ha sido enterrado, ya le empiezan a atribuir los primeros «milagros» realizados durante los 104 viajes pastorales que efectuó a lo largo de casi 27 años de pontificado, lo que podría conducir a su rápida beatificación y posterior canonización.

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