Cientos de rusos son arrestados en protestas contra invasión. Miles de rusos conmocionados salieron a las calles el jueves para denunciar la invasión de Ucrania por parte de su país, mientras en redes sociales crecían los llamados a protestar. Unas 1.745 personas fueron detenidas en 54 ciudades rusas, y al menos 957 de las detenciones fueron en Moscú. Cientos de mensajes condenaron las acciones más agresivas de Moscú desde la invasión soviética de Afganistán en 1979.
El presidente ruso Vladimir Putin describió el ataque como una “operación militar especial” para proteger a los civiles del este de Ucrania del “genocidio”, una afirmación falsa que Estados Unidos había dicho que el mandatario iba a usar como pretexto para la invasión y que muchos rusos rechazaron rotundamente. Tatyana Usmanova, activista de la oposición en Moscú, publicó en Facebook que creía estar soñando cuando se despertó a las 5:30 de la mañana con la noticia, que comentó era “una desgracia que ahora estará para siempre con nosotros.”
“Quiero pedir perdón a los ucranianos. Nosotros no votamos por los que desencadenaron la guerra”, dijo. Mientras sonaban las sirenas en Kiev, la capital de Ucrania, y se escuchaban grandes explosiones allí y en otras ciudades, los rusos firmaban cartas abiertas y peticiones en internet para exigir al Kremlin que detenga el asalto, que según el ministro de Salud ucraniano ha matado a más de 57 soldados de Ucrania y herido a decenas más.
“La opinión pública está conmocionada, la gente está conmocionada”, señaló el analista político Abbas Gallyamov a The Associated Press. Una petición, iniciada por un destacado defensor de los derechos humanos, Lev Ponomavyov, reunió más de 150.000 firmas en varias horas y más de 330.000 al final del día. Más de 250 periodistas firmaron una carta abierta para denunciar la agresión. Otra fue firmada por unos 250 científicos, mientras que 194 concejales de Moscú y otras ciudades firmaron una tercera.
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“Estoy muy preocupada por la gente, estoy preocupada hasta las lágrimas”, dijo Zoya Vorobey, residente de Korolyov, una ciudad a las afueras de Moscú, con la voz entrecortada. “Llevo viendo la televisión desde esta mañana, cada minuto, para ver si cambia algo. Por desgracia, nada”.
Varias celebridades y figuras públicas rusas, incluidas algunas que trabajan para la televisión estatal, se pronunciaron contra el ataque. Yelena Kovalskaya, directora de un teatro moscovita financiado por el Estado, anunció en Facebook que dejaría su trabajo, diciendo que “es imposible trabajar para un asesino y cobrar de él”.
“Sé que ahora mismo muchos se sienten desesperados, impotentes y avergonzados por el ataque de Vladimir Putin a la nación amiga de Ucrania. Pero les pido que no pierdan la esperanza”, señaló la activista por los derechos humanos Marina Litvinovich en un video publicado en Facebook, en el que convocaba a protestas masivas para el jueves por la noche. “Nosotros, el pueblo ruso, estamos en contra de la guerra que ha desatado Putin. No apoyamos esta guerra, no se está librando en nuestro nombre”, puntualizó Litvinovich.
Pero las autoridades no lo permitieron. En Moscú y otras ciudades, las autoridades actuaron rápidamente para reprimir las voces críticas. Litvinovich fue detenida frente a su casa poco después de publicar la convocatoria de protesta. OVD-Info, un grupo de derechos humanos que hace un seguimiento de las detenciones políticas, informó que, hasta el jueves por la noche, 1.745 personas habían sido detenidas en 54 ciudades, 957 de ellas en Moscú.
El Comité de Investigación de Rusia emitió una advertencia el jueves por la tarde recordándole a los rusos que las protestas no autorizadas son contrarias a la ley. Roskomnadzor, organismo estatal de vigilancia de las comunicaciones y los medios de comunicación, exigió a los medios rusos que utilizaran “información y datos que obtuvieran sólo de fuentes oficiales rusas”.
Algunos medios de comunicación informaron que los empleados de ciertas empresas financiadas por el Estado recibieron instrucciones de no comentar públicamente los acontecimientos en Ucrania. Los defensores de los derechos humanos advirtieron de una nueva ola de represión sobre la disidencia.
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“Habrá nuevos casos (penales) relacionados con subversores, espías, traición, persecución de las protestas contra la guerra, habrá detenciones de periodistas y blogueros, de los autores de mensajes críticos en las redes sociales, se prohibirá investigar la situación del ejército, etc.”, escribió en Facebook el destacado defensor de los derechos humanos Pavel Chikov.
“Es difícil decir cuán grande será esta nueva ola, dado que ya se ha reprimido todo”, señaló. A pesar de la presión de las autoridades, más de 1.000 personas se reunieron en el centro de Moscú el jueves por la noche coreando “íNo a la guerra!” mientras los automóviles que pasaban hacían sonar sus bocinas. También salieron a la calle cientos de personas en San Petersburgo y decenas en Yekaterimburgo.
“Este es el día más vergonzoso y terrible de mi vida. Ni siquiera he podido ir a trabajar. Mi país es un agresor. Odio a Putin. ¿Qué más hay que hacer para que la gente abra los ojos?”, dijo a la AP Yekaterina Kuznetsova, ingeniera de 40 años de edad que se unió a la manifestación en San Petersburgo.
Mientras tanto, la línea oficial de Rusia se mantuvo intransigente. La presidenta de la cámara alta del Parlamento, Valentina Matviyenko, acusó a quienes se manifestaron contra el ataque de preocuparse sólo por sus “problemas momentáneos”. La televisión estatal retrató el ataque en línea con lo que dijo Putin en su discurso televisado para anunciarlo.
La presentadora de Rusia 1 TV, Olga Skabeyeva, lo calificó como un intento de “proteger a la gente de Donbás de un régimen nazi” y dijo que era “sin exagerar, un momento crucial en la historia.”