GUATEMALA, (EFE).- La campaña para las elecciones generales del próximo domingo en Guatemala concluyó ayer y dio paso a un período de reflexión, tras dejar al menos medio centenar de muertos. El último acto de campaña en la capital lo celebró la candidata por el partido Encuentro por Guatemala (EG), la líder indígena y Premio Nobel de la Paz, Rigoberta Menchú, en el que apenas se concentraron menos de mil personas.
Tras ese acto, Menchú, a quien las encuestas adjudican un tres por ciento de los votos, acudió al entierro de los dos candidatos municipales de su partido que fueron asesinados el pasado miércoles.
Los dos candidatos presidenciales favoritos, entre los 14 de 21 partidos que se presentan a estas elecciones, son el socialdemócrata Álvaro Colom y el ex general y derechista Otto Pérez Molina.
Esta ha sido la campaña electoral más violenta de la historia democrática de Guatemala, con al menos medio centenar de candidatos a diferentes cargos o familiares de aspirantes o activistas políticos asesinados desde que los comicios fueron convocados en pasado mayo.
El hijo del general retirado y activista del izquierdista partido Alianza Nueva Nación (ANN), Morris de León, fue hallado hoy asesinado en una zona en el norte de la capital guatemalteca.
Según una denuncia hecha ante la Policía Nacional Civil (PNC), el hijo del militar, Gustavo Eduardo de León, fue secuestrado el pasado jueves por desconocidos. La Organización de Estados Americanos (OEA) ha solicitado al Gobierno de Guatemala que cada uno estos hechos sean debidamente investigados para poder confirmar o descartar los móviles políticos, dijo hoy en una rueda de prensa el jefe de la misión de observación electoral de ese organismo, Diego García-Sayán. El organismo panamericano ha desplegado a 200 personas para observar estas elecciones, con un presupuesto de poco más de 1,5 millones de dólares.