Los jefes de Estado y de Gobierno del G20 concluyeron este martes su cumbre en Río de Janeiro con mensajes de aliento para las negociaciones climáticas de la COP29, estancadas en Bakú, pero sin un compromiso claro para destrabarlas. El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, y el secretario general de la ONU, António Guterres, aprovecharon la segunda y última jornada de la cita de las mayores economías del mundo para pedir compromisos para que las negociaciones finalicen con éxito en Bakú, donde se deciden las metas de financiación climática.
Puede leer: Haití aspira a construir un ejército fuerte; conozca sus primeros pasos
Pero, con una declaración final retórica en que dicen esperar un “resultado positivo” en la COP29, los líderes del G20 no concedieron ningún mandato para que sus representantes destraben unas difíciles negociaciones con plazo para acabar el viernes.
Lula, anfitrión de la cumbre, le pidió a los negociadores en Bakú a que no posterguen un acuerdo sobre una meta de financiación climática para su próxima reunión anual (COP30), que se celebrará en la ciudad brasileña de Belém.