Cuando en el año 1979, luego del paso del huracán David, nos reincorporamos a la Secretaría de Estado de Agricultura, ocupando por decisión de Hipólito Mejía, Secretario de Estado de Agricultura, la posición de Encargado de la Oficina del Café para la región Sur, conocimos a un Hipólito que mostraba gran capacidad gerencial, mucho pragmatismo y resuelta voluntad de apoyar el trabajo serio de sus subalternos.

Fue así como la gestión de Hipólito Mejía como Secretario de Agricultura fue calificada años después de concluida como muy exitosa por un importante segmento del pueblo dominicano, y le creó una buena plataforma socio política para su postulación a la primera magistratura del gobierno en el año 2000.

Sin embargo, grande ha resultado nuestra decepción, y son innumerables los dominicanos que comparten este sentimiento, luego de transcurrido ya casi cuatro años del ejercicio gubernamental que timonea Hipólito mejía; y esta decepción se origina por el estado de abandono, quiebra y frustración en que se encuentra el sector agropecuario nacional, sumido en una crisis económica de imprevisible consecuencias para el País ya que muchos de los daños de esta crisis tienen carácter irreversibles como son el abandono de miles de tareas de cultivo de café y, con ello, eliminación de superficie boscosas, desaparición de cientos de pequeños y medianos productores agropecuarios y emigración acelerada de los campesinos a los cinturones de miseria de las ciudades.

En el reciente almuerzo que sostuviera el Secretario de Agricultura agrónomo Eligio Jáquez con los directores y periodistas de los medios del Grupo Corripio el pasado 29 de Enero del presente año, entre los escasos datos que este funcionario suministró observamos los relativos a las exportaciones de café del trienio 2000 2003, sin reparar, dada sus múltiples ocupaciones, que en esas estadísticas se aprecia una caída o disminución neta de 687,920 quintales de café y 126.3 millones de dólares si comparamos los datos estadísticos de las exportaciones de café del trienio 96 99 con las que expresó el Secretario de Agricultura correspondiente al período 2000 20003, pues mientras en el período 1996 1999 el País exportó 1,160,320 quintales de café con un producido en divisas de US$166.9 millones, las cifras oficiales que nos presenta el Secretario de Agricultura sobre las exportaciones de café, totalizan a penas, 472,400 quintales del grano con un producido en divisas deUS$40.6 millones de dólares.

El drama del colapso de la agropecuaria dominicana se aprecia de manera diáfana no solo en la estrepitosa caída de la producción y exportaciones cafetera, cuyas plantaciones, en su gran mayoría, se encuentran totalmente abandonadas y diezmadas por plagas que como la broca del café vienen arruinando lo poco que queda de producción de este grano, sino que cultivos como el plátano, disminuyen día a día su producción bajo la fiera embestida de una enfermedad que como la Sigatoca Negra, producida por el hongo Figensis Sp., está destruyendo con voracidad nuestros platanales sin que las autoridades gubernamentales logren disponer de tiempo y recursos para la adopción de medidas de control eficaces. Y es así, como en la provincia Espaillat con una superficie de unas 150 mil tareas sembrada de plátano, la totalidad de la mismas están fuertemente infestada lo que ya provoca una disminución de más de un 40% en los rendimientos de esta musácea.

Si nos trasladamos en este análisis a la situación que afrontan los productores de pollos, huevos y cerdos, el cuadro es sumamente desalentador con decenas de naves y pocilgas desoladas en las que solo se observa el vestigio de lo que hasta hace algún tiempo, eran alegres espacios en los que las aves y cerdos se constituían en verdadera fuente de progreso y desarrollo para sus propietarios.

Como ya se ha dicho, la producción de pollos que hasta finales del 2002 era de unos 12 millones de unidades mensuales ha caído a menos de 7 millones de unidades mensualmente y continúa su descenso.

La producción de cerdos se encuentra en su nivel más bajo de las últimas décadas, azotada esta actividad pecuaria por el desproporcionado incremento de los insumos alimenticios imprescindible en la crianza de estos animales.

En definitiva, lo que ha obligado a la mayor parte de los pequeños y medianos productores de cerdos, pollos y huevos a cerrar sus granjas es la imposibilidad de obtener los recursos económicos necesario para adquirir y alimentar sus animales o sus aves.

Los altos costos de los alimentos para aves y animales, así como los insumos agropecuarios han desatado una crisis generalizada en todo el universo agrícola y pecuario nacional reduciendo drásticamente el volumen de producción y la productividad en todos los órdenes.

La aplicación del impuesto del 10% y el 2% a todas las importaciones y la aplicación de la comisión cambiaria de un 5% a todas las exportaciones se constituye en un nefasto castigo a todos los productores agropecuarios, ya que golpea tanto al que realiza importaciones de insumos destinados a la agropecuaria como al que genera dólares por las exportaciones de productos de origen agrícolas o pecuarios.