Cifras oficiales afirman que en los primeros seis meses de este año 1,249 personas murieron en hechos violentos.

La cifra, tomada de los registros de la Policía Nacional y el Instituto Nacional de Ciencias Forenses, supera en 49 el número de fallecimientos por esa causa ocurridos en el primer semestre del 2010.

Son relevantes datos como el hecho de que en la mayoría de estos homicidios medió el uso de armas de fuego y  que en el total de homicidios cometidos en el período abundan casos de sicariato.

La cantidad de armas de fuego en manos de la población civil es asunto al que las autoridades deben ponerle caso.

El Gobierno, en términos fiscales, le ha sacado buen provecho a la obtención legal de armas de fuego.

Y hay un tráfico intenso que abastece a un mercado de porte y tenencia ilegal.

A la abundancia de armas se suma la inclinación sanguinaria que aporta esas cifras tan altas de homicidios de que estamos hablando. Cualquier robo de poca monta arrastra pérdidas de vida o lesiones físicas por armas de fuego.

Las cifras de homicidios de los primeros seis meses del año francamente erizan los vellos de cualquiera, y  la tendencia no indica más que una proyección tenebrosa hacia el segundo semestre.

Una  tragedia que se agranda

El Gobierno parece no tener a la mano una solución para evitar que el desbordamiento del lago Enriquillo continúe arruinando la producción agrícola y pecuaria de una amplia zona, así como infraestructura de todo tipo.

Ecologistas que efectuaron mediciones recientemente afirman que el lago Enriquillo  continua  creciendo, y expusieron lo que a su entender es la causa de ese crecimiento.

Hasta ahora no se ha hablado de una solución técnica del problema que, por ejemplo, permita derivar las aguas desbordadas de manera que no dañen producción e infraestructura.

Pero tampoco se ha exhibido un plan maestro para reubicar y resarcir en alguna medida a las familias que han perdido sus medios de subsistencia. En lo que se concibe una solución técnica para contener las aguas, hay que procurar hacer algo por estas familias.