Cinco años antes circulara euro Friedman previó los problemas

Cinco años antes circulara euro Friedman previó los problemas

Cinco años antes de que el euro se pusiera en circulación, cuando corría el año 1997 y la soberanía de la política monetaria en Europa pasara al Banco Central Europeo, Milton Friedman previó los desequilibrios que generaría esa moneda única.

«Pienso que el euro creará tensiones políticas, convirtiendo unos desequilibrios económicos que se podrían resolver acomodando el tipo de cambio en cuestiones políticas que dividirán a los países».

Esa era la conclusión a la que llegó el que fuera premio Nobel de Economía y uno de los economistas más influyentes del siglo XX. Friedman señalaba en un artículo publicado en Project Syndicate lo siguiente: «El euro ha sido una creación motivada por la política, no por la economía. El objetivo ha sido unir a Alemania y Francia para evitar guerras futuras, y de este modo sentar las bases de un futuro Estados Unidos de Europa».

Sin embargo, Friedman pensaba que el euro terminaría generando tensiones económicas que repercutirían de lleno en la política.

Friedman exponía su teoría de la siguiente forma: «El mercado europeo plantea una situación poco favorable para crear una divisa común. Está compuesto por naciones separadas, cuyos residentes hablan lenguas diferentes, tienen diferentes costumbres, y sienten mucho más apego y lealtad hacia sus propios países que hacia la idea de una única Europa. Además, a pesar de ser un área de libre comercio, los bienes y capitales se mueven con menor libertad que en EEUU», aseguraba el célebre economista norteamericano.

La Comisión Europea tiene un gasto mínimo si se compara con el tamaño del PIB de la Eurozona o de la UE. Además, «la regulación industrial y de los mercados laborales es mucho más extensa que la de EEUU, y es diferente en cada país de Europa. Como resultado, los salarios y los precios en Europa son mucho más rígidos y el capital humano tiene menos movilidad entre países. En estas circunstancias, el tipo de cambio proveía de una gran herramienta de ajuste a los países».

Friendman prosigue su argumentación: «Si un país se ve afectado por un shock negativo, que por ejemplo exija que se reduzcan los salarios, esto se puede conseguir mediante el tipo de cambio, en lugar de tener que modificar miles de salarios». Este ejemplo se puede extrapolar a día de hoy a la crisis que han sufrido países como España, cuyos costes laborales unitarios (CLU) crecieron mucho más deprisa que los de sus vecinos del norte durante el periodo expansivo de la economía dentro del euro (2000-2008).

Tras años de inflación y crecimiento de los CLU, los bienes y servicios producidos en España dejaron de ser competitivos. Si se hubiera mantenido la peseta, el Banco de España podría haber devaluado su divisa produciendo de forma inmediata un abaratamiento de los bienes y servicios producidos en España de cara al resto del mundo. De este modo, los ajustes posteriores podrían haber sido más flexibles.

Sin la soberanía monetaria, España y otros países se han visto obligados a emprender dolorosos procesos de devaluación interna basados en la reducción de salarios y beneficios distribuidos. Un proceso que hasta el momento ha demostrado ser más lento y doloroso en el medio plazo aunque algunos economistas argumenten que a largo plazo será más beneficioso para la economía.

Todo esto fue anunciado por Milton Friedman en 1997, pero poco después de que el euro naciese y la emoción invadiera los mercados, el economista norteamericano advirtió en un pequeño comentario junto al Banco de Canadá: «El euro se encuentra en su luna de miel. Yo espero que tenga éxito, pero lo cierto es que las expectativas son muy bajas. Las diferencias económicas entre países se irán acumulando y estos shocks serán un problema».

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