“Es una locura odiar a todas las rosas porque una te pinchó.
Renunciar a todos tus sueños porque uno de ellos no se realizó”.
El principito
¿Cuántas veces te has propuesto unas metas, para acabar al poco tiempo abandonándolas, sintiéndote culpable y atacándote por no tener voluntad, creyéndote incapaz de hacer lo que te propones? Las estadísticas muestran que el 95% de las metas son abandonadas en los primeros tres meses del año.
De hecho, la mayoría de nosotros hemos estado en el 95% de las personas cuyas metas no se cumplen. Año tras año, tenemos objetivos que ocupan espacio en nuestra mente y corazón, pero no en la realidad que vivimos. Cuando hemos elegido algo y no lo alcanzamos, bajamos mucho nuestra frecuencia vibratoria.
Inconscientemente, sentimos que si no hemos logrado manifestar lo deseado es porque no lo merecemos o porque no tenemos las habilidades para agenciarlo. La cuestión no es la meta que no se revela, el asunto fundamental es que que no estamos transitando el camino para conseguirla.
La pregunta es: ¿estás en el camino hacia tu finalidad? Estar en la vía hacia una finalidad trae mucha satisfacción, pero cuando no caminamos hacia algún lado nos sobreviene el resentimiento, la frustración, la rabia, la depresión y la angustia.
Si no estás avanzando en la dirección de lo que te has propuesto, ¡no te culpes! Revisemos las razones que han incidentado el logro de tus metas para este año:
1. La meta que has elegido no es realmente tuya.
Cuando te propones algo que en realidad no deseas (ya sea porque crees que “debes” hacerlo o porque otras personas lo esperan de ti), lo natural es que no encuentres ni el tiempo ni la motivación. Al fin y al cabo, ¿quién desearía darle prioridad a algo que en realidad no le interesa?
El escritor brazileño Paulo Coelho cree que el camino es el que nos enseña la mejor forma de llegar.La mayoría de las veces, cuando no transitamos la propia senda es porque estamos recorriendo el camino de alguien más, entregando nuestros recursos a otros.
Por supuesto que no hay nada malo en querer lo mejor para los padres, apoyar a la pareja en sus sueños o dar una milla extra para que los hijos vivan en bienestar. El verdadero conflicto surge cuando ponemos nuestra vida entre paréntesis, para cumplir con las expectativas de los demás, buscando alcanzar lo que he llamado “metas ilegítimas”.
Si cuando imaginas tu meta realizada no conectas con la emoción de su logro, sospecha de lo que crees estás deseando. Pregúntate, ¿para qué quiero esto? ¿cuál es el motivo de elegir esta meta? La motivación se despierta cuando tienes una razón que te parezca importante y que te entusiasme.
2. No es el momento adecuado para ti.
Puedes desear todo lo que amas o te interesa, pero en la realidad que vivimos, ¡no se puede hacer y tener todo a la vez! Es preciso organizar los objetivos en el tiempo. A mí me funciona preguntarme, según las circunstancias y prioridades que vivo, si estoy en el momento adecuado para llevar a cabo mis planes.
No estar alineados con el tiempo puede ser una de las razones por la que no conseguimos lo que nos proponemos. Por favor, no creas que estoy desalentándote para que abandones tus metas. Sólo te comparto lo que ha pasado conmigo. A veces, he tenido que utilizar un tiempo de preparación que me permita decir “sí” a algo, aún cuando lo desee.
En ocasiones, he precisado hacer algunas tareas para poner orden entre lo que pienso, siento y hago. La invitación es a que te preguntes: ¿Qué pasaría en mi vida si tengo éxito en__________. Luego, pon atención a la respuesta de tu cuerpo. Si el resultado no es gozo-relajación (algo que no es compatible en el plano físico, porque viene del espíritu), ¡tienes tareas por hacer!
3. Estás centrado en el futuro en vez de enfocarte en el presente.
Esto es igual que decir que estás concentrado en el resultado, en vez de hacerlo en el proceso. Si eres de los que esperas a celebrar cuando llegas al final de tus logros, posiblemente estás cargando con una gran dosis de cansancio y culpa por todas las cosas no culminadas.
La recomendación es que premies tu actitud, esfuerzo, progreso o impulso. Muchas personas de éxito han llegado a la cima por seguir adelante, aún cuando muchas cosas no resultaron como esperaban. Lo importante es seguir soñando. Mientras, disfruta del camino y de la persona en quien te vas transformando mientras lo recorres. Recuerda el proverbio árabe que dice: “lo pasado ha huido, lo que esperas está ausente, pero el presente es tuyo”.
4. Eres muy exigente contigo mismo.
Solemos divorciar el compromiso de la flexibilidad y pagamos un costo muy alto de estrés, malestar y enfermedad. Mantenernos enfocados en el compromiso con nuestras metas debe ir de la mano con una dosis de flexibilidad, que nos permita leer a tiempo las señales que nos avisan un cambio en el camino o en el modo en que estamos transitándolo.
El orador motivacional y autor estadounidense Robert Schuller pensaba que es mejor hacer algo imperfectamente que hacer nada perfectamente. La autoexigencia nos hace sentir enojados con nosotros mismos. Ella nos muestra que no estamos a gusto con el “yo real”porque estamos corriendo detrás de una imagen de nosotros mismos, el “yo ideal” que no encaja con lo que vivimos. La frustración, insatisfacción o culpa que sentimos son directamente proporcionales al desnivel entre los dos “yoes”.
Créeme, poner continuamente el foco en lo que falta o en la siguiente meta, sin detenernos a celebrar lo que hemos hecho o logrado, es una decisión que nos maltrata el alma. Lo hice durante años, con resultados muy tristes. Cuando renuncié a esto he logrado el nivel de consciencia y propio amor que se requiere para materializar lo que deseo, ¡y no me esfuerzo!
5. Menosprecias el tiempo y energía que requieres para transformarte.
Sí, con frecuencia nos pasa. Queremos el resultado, pero no deseamos pasar por el proceso. Muchas veces, para lograr lo que deseas es necesario hacer cosas que te sacan de tu zona de confort. He escuchado a estrellas del espectáculo decir que son “tímidos”, “dormilones”, “apegados a la familia”, y tantas otras cosas que deben superar para hacer lo que aman.
Transformar lo que es “natural” en nosotros requiere tiempo y energía. Cuando lo que deseamos nos importa lo suficiente, somos capaces de hacer cosas que en otras circunstancias evitaríamos. Algunas personas me dicen que soy creativa, organizada y paciente. Mi respuesta es: sí, ahora lo soy. La verdad es que son pautas de conducta auto-motivadas, que al cabo de años de práctica ya son ordinarias en mí. Lo que antes me costaba mucho, ¡ahora lo disfruto!
La escritora, poeta, cantante y activista por los derechos civiles estadounidense Maya Angelou dijo: “Nos deleitamos con la belleza de la mariposa, pero raramente admitimos los cambios por los que ha pasado para conseguir esa belleza”. Wortel, un espacio para diseñar energéticamente el nuevo año, es un regalo que me doy a mí misma para reconocerme por lo que he hecho durante el año que termina y contactar los recursos que me acompañarán para ir hacia mis logros de nuevo año.
¿Te entusiasma?
¡Hagámoslo juntos!