Cincuenta años de vida sacerdotal

<P>Cincuenta años de vida sacerdotal</P>

El obispo de la diócesis de La Vega, monseñor Antonio Camilo González, celebró ayer sus 50 años de ordenación sacerdotal. Para la ocasión fue oficiada una eucaristía en la Catedral de Santo Domingo.

Pocas personas pueden decir “yo quiero morir siendo lo que soy. No me importa cuando muera, si muero en el sacerdocio”.

Son frases cargadas de humildad y salen de los labios del obispo de la diócesis de La Vega, monseñor Antonio Camilo González, quien piensa en grande, vive con la alegría de un niño y la fe de un amante consumado de los preceptos cristianos.

Camilo celebró ayer sus 50 años de ordenación sacerdotal. En él se resume todo a cuanto quiere aspirar un predicador de Dios.

Con una alegre eucaristía en la Catedral Primada de América -a la que asistieron fieles católicos  de La Vega, San Cristóbal, Baní y su amado sector de Cristo Rey en el Distrito Nacional, Camilo esbozó un poco de lo que es él: un sacerdote que vive su vocación, un historiador eclesiástico y un constructor de la fe, que aprendió que los pobres también deben ser asistidos en sus necesidades materiales.

 Vino desde La Vega a decirles a todos: “gracias”. Su regocijo fue mayor cuando anunció que también estaban de bodas e oro el obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Santo Domingo monseñor Amancio Escapa y el padre Manuel Bodenlle, párroco de la iglesia San Pablo. Camilo es el único obispo latinoamericano designado por el propio Papa Juan Pablo II el 10 de octubre de 1992, cuando estuvo en el país. Camilo desea perseverar en la santidad.

La clave

1.  Alma y corazón

Monseñor Camilo hizo un recuento de su vida  sacerdotal en iglesias que ayudó a construir. Reiteró las gracias a Dios y a los fieles que lo ayudaron a ser sacerdote desde  se ordenó el 1 de julio de 1962. Se reconoce pecador y reconoce sus debilidades, pero sus años de aprendizaje lo llevaron a poner a prueba su férrea vocación, descubierta desde antes de los 0 años.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas