Aquella mañana del 22 de octubre de 1962, hace hoy 50 años, al salir de la mano de mi madre en una mañana pre invernal de La Habana y encontrarnos con grandes titulares de prensa pregonando: “LA NACION EN PIE DE GUERRA” no entendíamos lo que sucedía; la noche anterior el Presidente Kennedy había informado al mundo de la presencia de misiles nucleares soviéticos en Cuba lo cual consideraba una amenaza muy grave para la integridad de los Estados Unidos y advertía que, o los retiraban o habría acciones de guerra contra la Isla. Desde Moscú las autoridades comunistas rugieron con igual determinación. No pude alcanzar a comprender en aquellos momentos, en toda su magnitud, la angustia que embargó a mi madre y a cuantos adultos oí hablar sobre el tema durante varias semanas.  No mucho después, ávido de lectura e información, pude comprender como en aquellos momentos pudo haber una guerra nuclear que habría provocado, al decir de los expertos, no menos de 100 millones de muertos tanto en EE. UU. como en la URSS. Aunque Washington, entiendo ahora, habría tratado de neutralizar las plataformas de lanzamiento en Cuba sin que se produjese un impacto radioactivo por la misma cercanía de Cuba a su territorio, el peligro para la Isla, para el Caribe e, incluso, para la RD fue cierto.

Prevalecieron cordura y prudencia y tras 13 días de crisis ambas partes fueron capaces de encontrar puntos de contacto para superar lo que pudo haber sido el momento más negro en la historia de la humanidad. Posiblemente esa crisis, y las lecciones que se desprendieron de la misma, fueron decisivas para impedir que volviera a darse una encrucijada tan grave. La ventaja era que en esos momentos los enemigos estaban frente a frente, se sabía dónde estaban y el pueblo llano podía conocer la inminencia de una crisis y llegar a las despedidas. En Cuba se dieron casos de quienes daban por seguro el holocausto y se “despedían” intensamente con consecuencias 9 meses más tarde.

La situación ahora es diferente y los peligros subyacentes pueden generar consecuencias brutales inesperadas, el enemigo no es visible, puede ser un compañero de viaje en un avión en un autobús, un comensal cercano en un restaurante y cualquier ciudadano sin despertarnos la más mínima de las sospechas.

El Sr. Leon Panetta, Secretario de Defensa norteamericano, acaba de advertir de la inminencia de actos terroristas dramáticos, vía “ciber ataques”, los cuales, advierte, pueden ser “tan destructivos como los atentados del 11 – S”. Terroristas pueden atacar vía informática las infraestructuras de servicios: descarrilar trenes, contaminar fuentes de agua, hacer colapsar sistemas eléctricos, etc. y nos dice que son amenazas reales y quizás inminentes. El terrorismo de hoy tiene potencial destructivo con fatales consecuencias humanas y sin que ni siquiera nos percatemos y podamos “despedirnos”.