Cincuenta años después

Cincuenta años después

APRESAN JEFE DEL EJÉRCITO Y ANUNCIAN GOLPE DE ESTADO

El capitán Mario Peña Taveras llega a las 8 de la mañana del sábado 24 de abril de 1965 a la jefatura del ejército a la cabeza de subalternos oficinistas en un autobús militar. El teniente Marino de Jesús Paulino le informa que el general Marcos Rivera Cuesta le ordenó citar a 4 oficiales para hoy a las 10 de la mañana. Le entrega la lista y el texto del telegrama. Lee y mira a sus hombres y dice: “¡Hoy es la cosa!”. El coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó llega a las 8 de la mañana a su oficina de la Base Aérea de San Isidro. El mayor Enrique Pérez y Pérez, compañero de oficina, le comenta las reuniones conspirativas y dice que “si esto estalla yo me voy para mi casa”, y aquel le responde: “Yo no. Me he educado para hacer la guerra. Sé claramente de qué lado he de pelear”; y a las 10 de la mañana sale “a parrandear” junto al mayor Chibú Deñó, su tío, y a las 12:30 llega a su casa, ordena música, tragos y un cocido de patas de vaca. Están presos en la Jefatura del Ejército el Teniente Coronel Giovanny Gutiérrez, los mayores Juan María Lora Fernández y Eladio Ramírez Sánchez y el capitán Novoa Garmes. A las 12 y 35 el Teniente Coronel Miguel Ángel Hernando Ramírez ordena al capitán Peña Taveras apresar al general jefe del ejército Rivera Cuesta. “Hablaba por teléfono con una tipa” cuando el Sargento Pedro José Lantigua Bravos entra a su despacho apuntándole con una ametralladora y gritándole “¡Usted está preso!”. Momentos después le arrebata el auricular porque “se hacía el desentendido”. Los oficiales detenidos son liberados y rearmados. Los campamentos 6 y ½ de Artillería y 27 de Febrero se les adhieren. Cerca de las dos de la tarde el teniente coronel Giovanni Gutiérrez llama por teléfono al coronel Caamaño Deñó y le dice: “Francis ven, que esto explotó” y a seguidas el capitán Peña Taveras llama a Peña Gómez a Radio Comercial cuando produce Tribuna Democrática y le informa la asonada. Radia La Marsellesa y dice que sus notas anuncian “el advenimiento de la revolución dominicana”. Radia La Marsellesa de nuevo e informa de lo acontecido en la jefatura del ejército y llama al pueblo a respaldarlo. Miles de personas toman las calles al grito de “¡Juan Bó!”. Mientras consumen café luego de almorzar en el Restaurante El Vesuvio, el capitán Manuel Ramón Montes Arache y su esposa Norma se enteran del anuncio de Peña Gómez. Los constitucionalistas se apoderan de la televisora oficial y explican sus motivaciones, pero fuerzas del gobierno la retoman y Reid Cabral da un plazo de rendición a los campamentos sublevados hasta la madrugada de mañana. Pero en la noche militares constitucionalistas toman la parte baja de la ciudad y entregan armas a discreción a “veteranos” y civiles acólitos. Hacen saber así su decisión de pelear por sus ideales democráticos.

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