Cine chino cumple 100 años

Cine chino cumple 100 años

PekÍn (EFE).- El cine chino, aupado por la crítica europea en los años 80 y 90 y por el público en los últimos años, cumple su centenario mostrando un gran estado de salud, pese a las sombras de la censura y la piratería.

Cien años después de que un farmacéutico y fotógrafo llamado Ren Jingfeng realizara el primer filme chino, el país ha lanzado su cine –como tantos otros productos– a Occidente, gracias a los frecuentes premios, pero últimamente también con películas taquilleras, desde «Héroe» hasta «Kung Fu-Sion».

Los dos directores que revolucionaron el cine chino en los 80 y 90, Zhang Yimou («La linterna roja», «Qiu Ju») y Chen Kaige («Adiós a mi concubina») siguen siendo los más conocidos dentro y fuera de China, pero también se abre paso la «sexta generación» de directores «underground», cada vez menos acosados por los censores chinos.

Los premios de festivales europeos siguen llegando, y aunque el Oscar de Hollywood se resiste («Héroe» no lo consiguió porque se lo arrebató la almodovariana «Hable con ella»), los galardones europeos no faltan casi ningún año.

La lista es larga, pero entre los más recientes destacan el Oso de Plata en Berlín 2005 para «Peacock», de Gu Changwei; el Premio del Jurado de Cannes 2005 a «Shanghai Dreams», de Wang Xiaoshuai; o el premio al mejor director en las últimas dos ediciones del Festival de San Sebastián (Xu Jinglei y Zhang Yang).

Pero los grandes cineastas chinos no sólo hacen películas «para Europa», como se solía decir antes de forma despectiva, y figuras como Zhang Yimou o Chen Kaige (que la semana pasada estrenaron sus últimos trabajos) cuidan mucho al público nacional, como han mostrado en sus últimas y multimillonarias superproducciones.

En esa visión comercial coinciden con Ren, el director que en 1905 rodó una película «porque tenía buena vista para los negocios», y hasta «hizo un estudio de mercado para ver si el invento iba a tener futuro», según contó a EFE la subdirectora de la Asociación de Actores y Directores de China, Liu Xiuwen.

Ren decidió «ir a lo seguro» y rodar una Ópera de Pekín, porque era el espectáculo de más éxito en aquella época’, los últimos años de la dinastía Qing.

Aunque lo cierto es que la primera proyección de una película en el país fue en 1896, un año después de que los hermanos Lumiere inventaran el cinematógrafo.

«La gente aplaudía y reía a carcajadas» al ver las escenas rodadas en calles de Europa, un mundo que los chinos no conocían apenas, y según los historiadores «muchos espectadores creyeron que la máquina era un aparato mágico» que mostraba lo que estaba pasando en ese momento en otras partes del mundo.

Los chinos decidieron llamar al invento «sombras eléctricas» («dianying»), palabra que utilizan todavía hoy, y que muestra cómo los chinos de la época compararon las imágenes de la pantalla con las sombras chinescas, una de las artes escénicas más antiguas del país.

Ante la conmoción que causaron estas proyecciones, realizadas en casas de té de Shanghai, Ren pensó en hacer negocio y comprar, en el barrio de las embajadas de Pekín, 14 rollos de película y una cámara de madera a un tendero alemán para hacer su primer filme.

La película, realizada en noviembre y diciembre de hace 100 años, se llamó «La montaña Dingjun», como una célebre ópera china de la época, que duraba media hora y fue protagonizada por el mejor cantante de la época, Tan Xinpei.

Aunque Ren tuvo un gran éxito, en aquella época el cine no gozó del apoyo imperial, ya que cuando el invento fue llevado a la emperatriz viuda Cixi para que lo conociera, el proyector explotó y la soberana pensó que era un símbolo del mal agüero que ese invento bárbaro podía traer.

Quizá fue por ello que las primeras normativas imperiales sobre el cine fueron bastante restrictivas, prohibiendo por ejemplo a hombres y mujeres que se sentaran juntos en las butacas.

Tuvieron que ser los comunistas, al llegar al poder en 1949, los que adaptaron el invento como una maquinaria de propaganda del Estado.

Entre una época y otra no se puede olvidar la era de mayor «glamour» del cine chino, la de los estudios de Shanghai en los años 20 y 30, época en la que la «Perla de Oriente» era la versión asiática de Hollywood.

Marlene Dietrich, Greta Garbo o Katherine Hepburn eran caras habituales de los estudios de Shanghai, aunque la actriz que pasó a mayor posteridad de todas las de esa época fue una mala artista de serie B que ganó su fama al casarse con Mao Zedong, años después: Jiang Qing, la ideóloga de la Revolución Cultural.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas