Cineasta alemana: “Cine no va a morir”

Cineasta alemana: “Cine no va a morir”

La cineasta alemana-argentina Jeanine Meerapfel, quien participa en la Décima Muestra Internacional de Cine de Santo Domingo, plantea que el séptimo arte no morirá, pues  a la gente le gusta que le cuenten historias.

Meerapfel, que ha obtenido premios en Cannes, San Sebastián, La Habana y Chicago,  será jurado de la selección oficial de la muestra y   exhibirá  “El verano de Ana”, su última película,  el próximo miércoles a las 7:30 en Cinemateca Nacional.

La muestra de cine empezó el pasado jueves y finalizará el  próximo sábado en el Palacio del Cine de Bella Vista Mall. De Alemania, país invitado, se mostrarán seis películas, entre ellas “Cuatro minutos”, “Decisiones de ultratumba” y “Hanami”.

“Las películas alemanas que están acá son de gran calidad. Hay un resurgimiento de ganas de contar en la Alemania”, dijo Meerapfel, quien impartirá el martes 7 y miércoles 8 un taller sobre realización cinematográfica.

La cineasta señala que desconoce el cine dominicano, aunque cree que las comedias localistas no tienen salida fuera de su país de origen.

  En 1964, luego de estudiar Periodismo en Buenos Aires, partió a Alemania a estudiar dirección de cine en la Escuela de Ulm, donde fue alumna de Alexander Kluge y Edgar Reitz. Se graduó en 1968 y se dedicó a la docencia y la crítica de cine. “Malou”, su primera película,  recibió el Premio FIPRESCI en el Festival de Cannes en  1981, además de reconocimientos en los festivales de San Sebastián y Chicago.

  “No es posible hacer cine sin formación, aunque cada quien puede agarrar una camarita y filmar lo que  quiera”, sostiene la cineasta, quien no ha perdido su habla porteña.

A su juicio, el éxito de una película depende de un trabajado guión y de buenos actores.

 El cine europeo no llega a América Latina. Se trata de un tema universal. Estados Unidos ha sabido hacer las redes de distribución, por lo cual las personas desde Senegal hasta Santo Domingo  ven las mismas películas. Cree que no es fácil armar las redes de distribución.

“El cine le pertenece a una distribuidora, es un negocio tan caro que tiene que globalizarse para poder vender sus materiales. Eso significa tener acceso inmediato a todos los mercados al mismo tiempo y con eso es que hacen su dinero”, indica.

 Según la cineasta, el cine estadounidense es muy fuerte y tiene una capacidad de rehacerse impresionante.

 “Hay cine norteamericano importante, serio, bueno. Tiene muchas historias para contar y las cuentan bien”, dice Meeraphel, quien fue profesora de cine durante 15 años en  una universidad alemana.

  La imaginación y el talento, manifiesta, no se pueden enseñar a quien quiere hacer cine, pero se debe conocer la historia del cine, a fin de saber los medios cinematográficos para contar.

“Para hacer el cine serio e importante hay que saber muchísimos oficios: el oficio de contar, el oficio de escribir, oficio de saber elegir tu camarógrafo, el oficio de comprender qué es la luz, dónde colocar  la cámara, de qué manera una escena sigue la otra, cómo actúan los actores, cómo llevarlos a qué actúen de cierta forma”, sostuvo.

Recuerda que el cine es fruto de un equipo, como  el director de fotografía,  el sonidista y los actores, sobre todo, quienes llevarán el alma de la película.

Cuando se le pregunta si no se le hace más difícil hacer cine para quien ha sido crítica de de cine, Meerapfel dice que no. 

“Los críticos sirven para orientar al espectador o destruir una película. La crítica de cine seria sirve para que el cineasta se orienta. El crítico de cine va llevando una cultura del cine  que necesitamos”, dice.

Plantea que se puede hacer una buena película con un bajo presupuesto, aunque se trata de un gran desafío y no es una bondad de por sí.

La cineasta ha hecho nueves películas: cinco de ficción y cuatro documentales largos. Tiene un proyecto de ficción del que no quiso hablar. Su pasión por el cine proviene de la literatura. Estudió cine porque quería  combinar tres elementos: la imagen, la luz y la palabra.

 No cree que el cine esté en apogeo o crisis, pero que la situación no es fácil para el joven que quiere hacer cine. En Europa es más fácil porque los cineastas reciben subsidios nacionales o estatales.

“Creo que sigue habiendo un cine espectacularmente interesante en el mundo tanto de jóvenes como de mayores”, manifiesta con entusiasmo.

 En cuanto al cine alemán, la cineasta señala que se encuentra bastante bien, porque gente le está empezando a gustar.

El que desea hacer cine debe estudiar, ver muchas películas, amar profundamente lo que hace y, si es posible, ir a una escuela de cine. Se trata de  un oficio complejo.

En síntesis

Un oficio complejo

  “No es posible hacer cine sin formación, aunque cada quien puede agarrar una camarita y filmar lo que  quiera”, sostiene la cineasta germanoargentina, varias veces galardonada,  que ha venido al país  con motivo de la Décima Muestra Internacional de Cine de Santo Domingo.

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