En 1974, Jacques Renoir pasó un año en República Dominicana, trabajando, para la parte fotográfica, con Mario Vargas Llosa en una película adaptada de una de sus novelas, pero que el gran escritor ha decidido olvidar… En ese mismo período, el bisnieto del más famoso pintor impresionista realizó un documental contundente –a la vez como director y fotógrafo– de largo metraje, sobre la década que siguió el derrocamiento de la dictadura trujillista: ese testimonio se fundamentó en vivencias de aquella actualidad y en entrevistas llevadas por el novelista y Premio Nobel. ¡Impresiona que ambas personalidades, colaborando entonces diariamente, no se hayan vuelto a encontrar!

Así mismo, Jacques Renoir nunca había vuelto a Santo Domingo, hasta que viniese con motivo de la Semana Francesa, recién celebrada. Él pertenece a esta clase de amigos a quienes jamás se olvida, aunque se interpongan el tiempo y la distancia, entre el intercambio de noticias y un contacto epistolar permanente!

No solamente él ha tenido una activa posición en el cine y la televisión, sino que se le considera uno de los fotógrafos más brillantes de Francia, comprometiéndose sin reservas en todos los escenarios que capta. Su curiosidad por los mundos… y su dominio de la cámara aparentan insaciables, siendo la alta calidad estética y el implacable rigor técnico los de un maestro.

Hay que mencionar también sus textos y un libro en particular, relatando la postrimería de Pierre-Auguste Renoir.

Ahora, durante los pocos días de su estancia dominicana, Jacques Renoir demostró el dinamismo que le caracteriza y multiplicó las actividades.

Exposición de fotografías. Para la Semana Francesa en la Biblioteca Nacional, entre distintas series temáticas, presentadas exitosamente en Francia y fuera del hexágono, se eligió la “Pequeña ontología del resto”, recuperación fotográfica real-maravillosa de desechos urbanos, acompañada de textos, profundos y exquisitos a la vez, de la autoría de la escritora y catedrática Claude Montserrat que comparte la vida y las inquietudes de Jacques Renoir.

En imágenes de una insólita belleza, se proyecta una simbiosis de nuevo realismo con afiches lacerados y muros deteriorados, y de un “pop art” muy especial, con amontonamientos de latas de refrescos, teniendo las quince fotos una gran intensidad pictórica… He aquí una visión de la ciudad y su realidad agredida, del consumo destructor y los desperdicios, en fin del resto (…el título) ambiental y nuestra civilización degradante. No obstante dice Claude Montserrat: “Sin embargo perduramos”(…) “Y resistimos”.

Lo visual y lo literario se unen en una aproximación perceptiva, sociológica e ideológica, de una poesía y una estética fuera de lo común. ¡Es una magnífica obra a dúo! La Galería Nacional de Bellas Artes tiene ahora la suerte de poder exhibir esta muestra, tan refinada y original como fuerte y propicia a la reflexión, por otro breve periodo.

Jacques Renoir y el cine. En Santo Domingo, la película “Renoir” había cosechado grandes elogios de crítica por su incomparable hermosura, evocadora del impresionismo. Es una adaptación de la narración de Jacques Renoir, “El cuadro enamorado” (Le tableau amoureux). Luego de la proyección –durante la Semana Francesa-, el autor planteó los dilemas de una adaptación y una inconformidad con el irrespeto del realizador a elementos fundamentales de su novela testimonial, aunque él reconoció una extraordinaria belleza y actuación.

Ahora bien, el clímax profesional de Jacques Renoir fue la proyección triunfal, por primera vez aquí, en Funglode, de su documental “Después de Trujillo”, con los aplausos del expresidente Leonel Fernández. De alta calidad, queda como el único testimonio fílmico del período, logrando la hazaña de remontar por toda la historia del país, de sumar crítica y humor, drama e identidad popular.

Jacques Renoir no se había dado cuenta del compromiso que él asumió… y hoy en día conserva su impacto. Felizmente, esta pieza cinematográfica volverá a presentarse para el interés y el deleite de muchos que desean verla.