Cinemateca Dominicana afilia su proyecto de cineclubes a la Federación Internacional.  Matera Italia, 2006

Cinemateca Dominicana afilia su proyecto de cineclubes a la Federación Internacional.  Matera Italia, 2006

POR CARLOS FRANCISCO ELÍAS
1/? POR QUÉ UN PROYECTO DE CINECLUBES PARA LA CINEMATECA DOMINICANA?…
Se puede decir que el proyecto es nuevo y que en la República Dominicana, tal como se ha discutido aquí en Matera, Basilicata, Italia, es un proyecto pionero para América Latina, tal como lo leen, ¿por qué? 

Tradicionalmente las cinematecas nunca tuvieron proyectos de cineclubes, pese a que entre una organización y otra el puente del gusto del buen cine es una complicidad de orden institucional.

La experiencia de los cineclubes civiles e institucionales es muy común en América Latina, especialmente en países como Argentina, Chile Uruguay, Brasil y México, tal como consta en la historia.

 Pero la Cinemateca Dominicana ha innovado al hacer un proyecto que ahora en otros lugares plantean la misma modalidad: defender los cineclubes es reforzar la lucha y la búsqueda de espacio por el mejor cine, lucha común en todos nuestros países, ahora que muchas compañías transnacionales quieren impedir la libre circulación del cine alternativo

-Sobre esto preparo un largo artículo-.

El caso dominicano ha sido muy extraño: quienes venimos originalmente del Cine Club Estudiantil, experiencia iniciada en el Colegio La Salle y luego difundida al resto de la red escolar de los años 1968, sabemos bien qué sucedió en este país: hubo una ruptura de continuidad entre generaciones y serios problemas de transformación del mercado de distribuidores de cine, de tal manera que solo una excelente relación con los distribuidores de turno, haría posible la supervivencia del Cine Club Lumiere dirigido por Arturo Rodríguez, que no tengo idea de si  aún existe. En los 80 yo dirigí el Cineclub  Francois Truffaut que se inició en la vieja Casa de Francia, con muchas dificultades, pero la experiencia formó parte de esa nostalgia fílmica que significa el Cine Independencia, los sábados en la mañana, rancheras mexicanas y cultura fílmica, la Familia Villanueva, contribuyó mucho al desarrollo de estas actividades, por la vía y el entusiasmo de Rafael Villanueva, excelente director de orquesta ido lamentablemente a destiempo, entusiasta y abierto, soñador de otros destinos culturales, me consta mucho este testimonio.

El Cineclub Francois Truffaut realizó hacia 1984 los debates de la llegada de la Televisión por Cable, allí se dio una espectacular discusión, libre y abierta sobre  si “el cable venía a acabar con la inocencia del Pueblo Dominicano”,  eran tiempos especiales, esa misma ignorancia nos persigue hoy con otros rostros y nuevas indigencias, ora pronobis…

Allí en el adorado y desaparecido Cine Independencia, también hizo activivades el desaparecido Cine Club  Dominicano ( Tony Jansen, siempre querido y recordado, obliga a una excelente memoria de cariño desbordado) de  cuya existencia pueden dar fe el hoy el doctor  Fernandez De Castro, doctor  Guillermo Alfau, doctor Danilo Ubri, Delta Soto y Rafael Villalona (que identificaron un personaje dominicano en una película mexicana) José Israel Cuello y Lourdes Camilo de Cuello, Mario y Marianne Tolentino, Alberto Cisnero Perdomo, entre otros.

Pero esta prehistoria de los cineclubes merecería una investigación a fondo, que debe hacerse para establecer ese panorama definitivo en la historia de los cineclubes en la República Dominicana, en esa prehistoria estarían los Max Pou, Rafael Lamela  Geler, el siempre querido y respetado Carlos Curiel. Venidos de  la  guerra de abril  los grupos culturales “El Puño”, “La Máscara” y “la Isla” se lanzan al ruedo del cine y hacen el  puente luego, cuando la cultura fílmica se convierte en resistencia cultural y desde los cines intramuranos en  los finales de los años 60 del siglo veinte, los cine-fórum se convierten en libertad de expresión bajo techo, tomamos por asalto de ideas las salas de cine viviendo un régimen, el de Balaguer (no hago diferencias de si el joven, el bueno, el malo o el feo) que se caracterizó por una fuerte ofensiva en la ejecución de una censura característica de los regímenes de fuerza o “democracia” restringida, la prohibición de las películas de Pier Paolo Pasolini o Quimada de Guillo Pontecorvo, del iceberg represivo del pensamiento son solo muestra de un largo botón de brutalidad con expresa vocación represiva, las sala del Independencia llena de calieses que se distinguían  socialmente del grupo de personas que iban a esos  ciclos politicos que hacía el Cine Club Dominicano, señores y señoras, esto es más que memoria, es el recuento vivo de lo que se lleva en el alma tatuado, con pinceles de humanidad, risa, gente, recuerdos, situaciones inolvidables, bromas, risotadas, abrazos, amores idos o escondidos, todo, absolutamente todo: es como poner en un vaso una llema de huevo, amarilla y ponerla hacia el cielo el día de San Juan, dicen que cuando se alza el vaso, pasan todos los recuerdos, podemos verlos como los veo ahora y apenas me lo creo, lo juro apenas me lo creo.

(René Del Risco, Armando Almánzar Rodríguez, Efraim Castillo, Ramírez Conde, Miguel Alfonseca, Arnulfo Soto, entre otros, fueron protagonistas de esa historia en el cine Rialto, en el Santomé, en el Elite, etc. )

Todas estas razones explican, por qué un proyecto nacional de cineclubes para la Cinemateca Dominicana, porque es el único modo de suplir responsabilidades de otras secretarías para quienes el cine no es importante ni les importa, las cosas como son ( Secretaría de la Juventud, si existe, Secretaría de Educación, a quienes hemos llamado en innúmeras ocasiones, que conste: de ahí nació el chiste de : “Todos quieren a Moraima”, una secretaria que siempre respondía el teléfono con candidez burocrática sin resultados…)

Lo que ha pretendido el proyecto escrito por un servidor para la Cinemateca Dominicana, es que toda aquella experiencia sea recogida en una pequeña historia sobre los cineclubes en la República Dominicana, a ser publicada por la Federación Internacional de Cineclubes Mundiales, con sede en Italia, resquisito esencial para federarse.

 Esta nueva etapa de los cineclubes implicará otro modelo, otras formas, pero se deja claro de modo público y contundente que este proyecto se concibió para la Cinemateca Dominicana, absolutamente para la Cinemateca  Dominicana, la que en este momento de modo institucional busca ayuda internacional para  el lanzamiento de este proyecto…

2 / LA CINEMATECA DOMINICANA EN EL FESTIVAL DE LA FEDERACION DEI CIRCOLI DEL CINEMA EN MATERA, ITALIA : MOLTO CALDO IL BENVENUTO. (MUY CALIDA BIENVENIDA)

 Celebrado en la ciudad donde Pier Paolo Pasolini filmó El Evangelio según Mateo, Matera es una ciudad única, reconocida por la Unesco como patrimonio de la humanidad, es una joya y una de las ciudades más viejas del mundo, con grutas  de piedra decoradas con arte y frisos antiguos que datan del año mil.

En el escenario de esta ciudad se ha desarrollado la 8va entrega del Festival  Internazionale dei Circoli del Cinema, según el idioma italiano, para quienes la palabra cineclub equivale a Circolo de Cinema.

Con el fin de fortalecer la participación de América Latina, la Cinemateca Dominicana fue invitada para fortalecer su proyecto de cineclubes y al mismo tiempo federarlo a la Organización mundial de Cine Clubes.

En otros artículos sobre el tema, escribiré sobre el reporte latinoamericano y dificil situción de los cineclubes en Colombia, a propósito de la ley de cine de aquel país, ojo pelao con esto.

 Las relaciones establecidas ayudarán a que la Cinemateca Dominicana tenga relaciones con países como Singapur, Nepal, Marruecos, Afganistán, cuyos proyectos fílmicos son desconocidos en nuestro país.

 Las cosas avanzan, contra viento y marea, se está construyendo un tejido para que dé los frutos debidos según las circunstancias debidas.

Tengo el convencimiento de que con todo lo que ha ocurrido en Matera, la Cinemateca Dominicana agrega a sus marcos de relaciones internacionales un espacio vital de expansión cultural, que nos ayudará a todos: estamos en sintonía con un universo cultural entre Europa y América Latina, que nos servirá hacia el futuro de mucho: romper el cerco insular es una tarea esencial en estos proyectos, se va haciendo poco a poco, el mar  se libera y la bella ciudad de Matera, quedará en la historia de los Cineclubes Dominicanos, como un punto de partida histórica, sencillamente histórica…

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