Circuncisión, la diferencia oculta

Circuncisión, la diferencia oculta

POR ANNA JIMÉNEZ
Mujeres, en especial el tamaño y forma de sus pechos. Esto lo sabe todo el mundo, no impresiona a nadie, sobre todo porque la apariencia de los senos es algo bastante evidente y está a simple vista. Con los hombres sucede algo muy similar, con la salvedad de que ahora estamos hablando de penes, los cuales están casi siempre ocultos. Para un hombre, su pene es algo muy privado y también la parte más emocionalmente vulnerable de su cuerpo.

Basa una gran parte de su autoestima en la apariencia y desempeño de su miembro. Por lo tanto, abordar el tema de la comparación de penes entre hombres no es algo fácil ya que incomoda hasta al varón más seguro de sí mismo.

Cualquier varón recordará esa época de niño, cuando se la pasaba comparando su miembro con el de otros compañeros de colegio, en las duchas, después de gimnasia. En ese entonces, era algo absolutamente normal, y nadie se avergüenza de ello. Sin embargo, casi ningún hombre adulto va a ser lo suficientemente asertivo para reconocer que aun sigue teniendo la misma curiosidad de chico. Es muy difícil que confiese que todavía tiene un interés natural en ver penes para compararse con otros, por una simple necesidad de validarse como ser masculino, de confirmar su valor como hombre y ente sexual, y de corroborar que «no está tan mal después de todo». En la realidad sucede que todos miran en duchas, camarines y saunas pero nadie lo acepta públicamente.

El problema de esta sociedad en que vivimos, es que hay un rol de «macho» muy limitado, donde ser «hombre» se define más por lo que «no» se debe hacer en lugar de fomentar lo que «sí» se debe hacer. Hay un miedo irracional de los padres a que su hijo varón se vaya a convertir en un «maricón». Ese mensaje se siente muy fuerte, y este temor inevitablemente se transmite hacia las mentes masculinas en formación, lo que produce finalmente hombres rígidos, inseguros, intolerantes y poco espontáneos. Varones que no son capaces de aceptar su humanidad con naturalidad, y que esconden y eluden ciertos temas, por pura ansiedad reprimida. Son muy pocos los que están dispuestos a hablar abiertamente sobre sus percepciones respecto al tema de la circuncisión. Pero eso no es lo común. En general, la mayoría tomará una actitud al estilo: «¿de qué me estás hablando?», con el ceño fruncido y una cara de «¡ubícate, no seas pervertido!». En el fondo, eso es pura inseguridad y cobardía. Al contrario, hay que ser muy «hombrecito» para enfrentar y hablar de estos temas. Si los evitas, entonces queda claro que tienes miedo, o eres ignorante y/o prejuicioso. No es arriesgado pensar que, aproximadamente, 9 de cada 10 hombres tiene una preocupación interna y esta conciente del tema, pero NO LO HABLAN por mantener las apariencias de «macho-latino» y por miedo a ser tildado de depravado o de «raro».

Cuando hablamos de comparar penes, en general nos imaginamos inmediatamente que estamos refiriéndonos al tamaño. Mucho se ha escrito y discutido sobre el tema, y todos ya conocemos la clásica frase «el tamaño sí (o no) importa». Pero lo que alguna gente no sabe es que existe una diferencia entre penes bastante más evidente que su tamaño: el hecho que estén circuncidados o no. La circuncisión ha sido un tema que raras veces se toca en los medios de comunicación chilenos. La idea de este reportaje es intentar aclarar todas las dudas que puedan existir, y terminar con la ignorancia y los mitos.

Muchas mujeres se preguntaran sorprendidas: ¿de qué ignorancia y mitos están hablando? Y tienen razón en preguntar, ya que ellas difícilmente se imaginan el ambiente «tabú» que rodea al tema de la circuncisión entre los hombres.

¿EN QUÉ CONSISTE LA CIRCUNCISIÓN?

Es una sencilla intervención quirúrgica en la cual se corta el prepucio, que es la piel que recubre el glande. Como resultado, el glande (punta o cabeza del pene) se deja al descubierto en forma permanente.

La mayoría de las veces, se hace con anestesia local (por inyección). A veces, por diversas razones, se prefiere usar anestesia general. Si se hace con anestesia local, el procedimiento es de carácter ambulatorio, se realiza en un consultorio médico, y no requiere hospitalización.

En algunos casos, la circuncisión sólo considera el corte del prepucio. Sin embargo, en algunos casos es también necesario cortar el frenillo –frenulectomía- (total o parcialmente), que es la banda de tejido que sujeta al prepucio, por debajo del glande. Este corte evita el problema de la curvatura del pene hacia abajo, producida por la presión del frenillo que produce un doblamiento en el pene en erección. Además, se evita la posibilidad de que por causa de una maniobra impulsiva se rompa el frenillo, con la correspondiente hemorragia que esto puede causar.

Respecto a los cuidados post-operatorios, la recuperación no presenta mayores problemas y el periodo de convalecencia puede durar entre 8 a 10 días. Lo único que hay que tener cuidado es con las erecciones, que pueden generar aperturas en las suturas y las consecuentes hemorragias. También hay que evitar los esfuerzos físicos durante 4 semanas después de la cirugía. Se pueden retomar las relaciones sexuales en cuanto el medico indique que la curación es completa, que en general no va mas allá de las 4 semanas. En todos los casos, el restablecimiento es total y sin complicaciones.

¿Cuándo se recomienda médicamente la circuncisión?

Además de las razones religiosas, socio-culturales y personales para hacerla, hay motivos médicos, entre los cuales están:

• Fimosis: es un problema anatómico del prepucio (piel que normalmente recubre el glande) que consiste en una estrechez del mismo, causada por un anillo fibroso, el cual impide que se deslice en forma fácil. Un prepucio sano debiera poder retraerse completamente, quedando el glande totalmente al descubierto durante una erección, sin molestias ni dolor. La fimosis se manifiesta cuando, estando el pene flácido o erecto, no puede deslizarse para dejar el glande al descubierto.

• Parafimosis: es una condición agravada de la fimosis, en la cual la base del glande (surco) es estrangulada por el prepucio retraído e inflamado. Esta situación es muy peligrosa y en general requiere cirugía en forma urgente.

• Balanitis (inflamación e infección del glande) y potitis (inflamación e infección del prepucio), siendo la balanopostitis la combinación de ambas.

PARA TOMAR EN CUENTA

Como medida preventiva, es siempre conveniente visitar a un urólogo cuando:

• Hay dolor en el pene al masturbarse o al penetrar
• Imposibilidad de deslizar el prepucio hacia atrás
• El frenillo queda muy tirante
• Glande o prepucio inflamados
• Excesiva secreción debajo del prepucio
• Infección urinaria

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