Cirrosis hepática: la alimentación como parte del tratamiento

Cirrosis hepática: la alimentación como parte del tratamiento

Cirrosis hepática

Por Dra. Carmen Bueno Nutrióloga Clínica-Obesóloga-Dietista/ @drabueno

La cirrosis hepática es una enfermedad crónica que afecta gravemente la función del hígado. Aunque no suele hablarse mucho de ella, es una condición frecuente en todo el mundo, cuya prevalencia varía según la región y la población. En aproximadamente el 90% de los casos, la cirrosis es causada por factores como el consumo crónico de alcohol, los virus de la hepatitis B y C, la enfermedad esteatósica hepática asociada a disfunción metabólica (hígado graso) y en un 10% de los casos se desconoce la causa.

La Sociedad Europea de Nutrición Clínica y Metabolismo (ESPEN) establece tres objetivos fundamentales en el manejo nutricional del paciente con cirrosis:

  1. Prevenir la aparición de síntomas.
  2. Evitar la desnutrición y mantener una buena calidad de vida.
  3. Controlar adecuadamente las complicaciones.

¿Qué debo comer? Hablemos de la fibra

Una dieta rica en fibra es un pilar clave del tratamiento. Los pacientes con cirrosis deben evitar el estreñimiento aumentando el consumo de cereales integrales (arroz, avena, pastas), tubérculos, leguminosas, frutas y verduras variadas. Estos alimentos incrementan la fibra en la dieta mediante la fermentación y con esto disminuye el pH del colon favoreciendo la excreción de amonio, para acelerar el tránsito colónico y de esta manera disminuir los hallazgos de la tan temida encefalopatía hepática.

Investigaciones como la de Bemeur y colaboradores (Hepatology 2013) señalan que las fibras fermentables pueden mantener la diversidad de la microbiota intestinal y reducir la absorción del amoníaco, con un efecto comparable al de la lactulosa.

Foto Dra. Carmen Bueno2
Dra. Carmen Bueno

¿Se deben restringir las proteínas?

En la actualidad la evidencia es clara, no se deben restringir el uso de las proteínas ya que esto conduce a desnutrición con pérdida de la masa muscular. La recomendación actual es consumir entre 1.2 y 1.5 gramos de proteína por kilogramo de peso corporal en pacientes con cirrosis compensada. 

Fuentes de proteínas como pescados (salmón, atún, sardinas) lácteos, pollo, huevos, aves y proteínas vegetales, como las leguminosas, soya y nueces,  son bien toleradas.  Invitamos a limitar el consumo de carne de res, embutidos, carnes saladas fritas y ahumadas.

Consumir grasas saludables, como el aceite de oliva extra virgen, aguacate y nueces, debe formar parte de la dieta diaria, siempre tomando en cuenta que no tenga diarreas por mala absorción intestinal.

Otro punto importante es incluir una merienda nocturna para prevenir hipoglucemias, ya que el hígado con cirrosis tiene una capacidad reducida para almacenar glucógeno.  Igualmente es importante evitar el ayuno prolongado ya que esto puede ser muy deletéreo.

En casos de retención de líquidos en cavidad abdominal (ascitis) o edema en extremidades, debe tenerse control con la ingesta de sal y líquidos. La cirrosis hepática no tiene una dieta especifica sino que el enfoque debe ser individualizado, equilibrado, saludable y adaptado a la condición clínica de cada persona.  Esta columna es la sección educativa de la Sociedad Dominicana de Nutrición Clínica y Metabolismo.   Escribe tus preguntas a: articulos@gmail.com / @sodonuclim. 

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