México. José Cantero Arreaga solía trabajar como trompetista y arreglista musical para importantes artistas. Incluso, presume, llegó a acompañar en algunos conciertos al fallecido cantante mexicano Juan Gabriel.
Pero un día, cuando apenas contaba con 45 años, los dedos que daban el ritmo a su principal instrumento de trabajo se paralizaron. “Empecé así, pero después me paralizaba de los brazos, de todo el cuerpo”, cuenta este martes en entrevista con Efe.
Sin saber exactamente qué pasaba en su organismo, José buscó infinidad de soluciones. “Fui al médico, me mandaron con un ortopedista, con varios especialistas, pero nadie me sabía decir por qué me paralizaba”, asegura el músico.
Luego vinieron pequeños temblores en las extremidades. Pero lo más preocupante era la parálisis que le ocurría cada vez más frecuentemente y podía pasarle lo mismo en casa, en la calle o en el transporte público. Asustado y cada vez más imposibilitado para trabajar, acudió con acupunturistas, brujos, limpias. “Decían que me habían embrujado”, apunta. Pero nada le hacía recobrar su capacidad para trabajar.
Tuvieron que pasar aproximadamente cuatro años para que José llegara al Hospital General de México, donde un doctor sin más preámbulo le diagnosticó. “Tienes párkinson, me dijo. Y yo me quedé pasmado, asustado”, admite.