Cirugías de trágico final

Cirugías de trágico final

Las intervenciones quirúrgicas de fines estéticos alcanzan un preocupante relieve en el país. Las noticias de muertes recurrentes durante operaciones o poco después deja en el común de la gente la impresión de que exponerse a bisturí que son la excepción en una profesión en la que suelen brillar la profesionalidad y la ética, puede costar vidas en la insaciable búsqueda de apariencia. Los nombres de mujeres de distintas edades que aquí residían o provenían del exterior saltan una y otra vez al primer plano de lo luctuoso en contextos deplorables.

Quirófanos de repetidos fracasos, muy activos y lucrativos, llevan a la atención colectiva los signos de riesgos que en ellos se corre. De ordinario, después que algunos decesos provocan escándalos (no siempre ocurre) tienen lugar investigaciones reveladoras del funcionamiento de clínicas supuestamente especializadas que operaban sin llenar los mínimos requisitos científicos y solo son afectadas por cierres temporales que les permiten volver a las andadas, como si faltara rigor de sanción y vigilancia de las autoridades. Están documentados también casos en los que se recurrió a procedimientos invasivos múltiples que sobrepasaban la resistencia de pacientes que no tardaron en colapsar, un ejercicio irresponsable de la medicina. Esgrimiendo la ley debe impedirse practicar la cirugía plástica en lugares inapropiados y sin manos competentes.

Defender los patrimonios

Tras renegociar contratos y deudas con recolectores de basura en defensa de los intereses del cabildo, el alcalde del Distrito Nacional, David Collado, reportó un significativo ahorro en costos del aseo en la ciudad, reservando recursos para llenar otras necesidades municipales dando un ejemplo digno de emulación en otros ámbitos de Estado afectados por compromisos desfavorables. Alquileres de edificios que atan entidades oficiales a pagos exagerados, convertidas en ubres para provecho de afortunados propietarios. ¿Y qué decir de las carreteras concesionadas bajo peajes «sombra» que cada año le cuestan al contribuyente el doble de lo invertido para hacerlas? El patrimonio nacional a veces carece de quienes lo defiendan como gatos bocarriba, dispuestos a impedir que vendedores de solares para escuelas hagan el negocio de su vida.

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