Cirujano de EE.UU. escribe en Santiago historia de bondad y amor al prójimo

Cirujano de EE.UU. escribe en Santiago historia de bondad y amor al prójimo

Robert D. Pascotto, destacado cirujano cardiovascular estadounidense, que desde 1975 realiza anualmente alrededor de doscientas operaciones en el Estado de La Florida, está escribiendo en República Dominicana, junto a varios compatriotas, una bella historia de bondad y amor al prójimo.

En menos de dos años, Pascotto y sus colaboradores han venido al país, pagando sus propios boletos de avión, en seis ocasiones y con sus propios equipos e instrumental quirúrgico han realizado –sin cobrar un centavo como honorarios- 59 cirugías de corazón abierto para sustituir válvulas dañadas y hacer “bypass” o puentes coronarios.

Además, en el Hospital Regional Universitario José María Cabral y Báez, de Santiago, donde han efectuado su hazaña, han equipado completamente –y dejado a la disposición del centro- dos salas de cirugía cardiovascular.

Como si todo eso fuera poco, han donado cuantiosos equipos útiles en las atenciones cardiovasculares y las 42 válvulas del corazón –cada una valorada en el mercado estadounidense en US$5.000- que han instalado en sus 59 intervenciones aquí.

El doctor Daniel Rivera, director del Cabral y Báez, está sorprendido y regocijado por el gesto del médico estadounidense y sus voluntarios, y calcula en un millón de dólares todo lo que ha donado al hospital.

Pascotto, de hablar pausado y quien exhibe mucha humildad, dice que ha recibido en todo Estados Unidos, especialmente en La Florida, muchas donaciones de entidades y personas de buena voluntad para implementar este costoso programa de cirugía cardiovascular.

Rivera, quien ha dirijido el hospital en el presente período gubernativo, destaca que en cada una de sus visitas Pascotto viene con un grupo de 12 a 15 personas, entre cirujanos, anestesistas, intensivistas, perfusionistas y enfermeras. El hospital –que para cada jornada quirúrgica de éstas recibe una subvención presidencial de un millón de pesos, solo les cubre el hotel y las comidas.

“Vienen los mejores especialistas acompañándolo; usan días de sus vacaciones para venir a prestar ese servicio a la comunidad de Santiago. En vez de estar descansando en un lugar turístico, toman una semana y la dedican a esta ciudad y a este país”, resaltó.

En su última visita, del 12 al 20 del presente mes de junio, hizo de lunes a viernes diez operaciones. Vino acompañado del cirujano cardiovascular Scot Schultz; Bryan Lich e Iris Chacón, perfusionistas; Joan Pascotto, Peter Quail, Carol Wirth, Tara Brodeur, Bella Isberto y Diane Clifton, norsas; Bonie Forrey, Jeanne Grimes, Tara Lich y Paula D’Ambra. Chacón es de Gainesville y los otros de Fort Myers y Naples, ciudades del Estado de La Florida.

Ficha personal

Hijo de padres italianos nacido en Nueva York, Pascotto estudió medicina en la Universidad de Creighton, en Omaha, Nebraska y se entrenó en cirugía general en el Hospital Saint Vincent’s y en el Prebysterian Medical Center, de Nueva York. Más tarde se entrenó en cirugía torácica y cardiovascular en el Hospital Metodista de Houston, donde fue pupilo del doctor Michael E. Debakey, uno de los cardiocirujanos más famosos a nivel mundial, conocido en el país por haber tratado al fenecido Presidente Joaquín Balaguer.

Pascotto, cirujano cardiovascular desde 1975, encabeza el Cardiac Surgical Associates of Southwest Florida, un grupo de ocho cirujanos que opera en dos hospitales de Fort Myers y uno de Naples.

Hace dos años Pascotto vino al país a visitar a un amigo que trabaja en la filial en Santiago de una institución cristiana estadounidense que recibe a estudiantes norteamericanos que prestan servicios voluntarios por algunas semanas. El amigo lo instó a ir al hospital Cabral y Báez en actitud de ayuda, cosa que hizo de inmediato. Conversó con el director, doctor Daniel Rivera, quien le enseñó las instalaciones y citó necesidades. Así surgió la idea de él hacer cirugía cardiaca mediante un programa bien organizado. Volvió tres veces más, cubriendo con sus propios gastos, en gestiones de organización y planeamiento del proyecto benéfico.

Hizo las primeras operaciones del 4 al 15 de septiembre de 2002, favoreciendo a 10 pacientes a los que sustituyó válvulas e hizo puentes o “bypass” aorto-coronario. Después ha venido en seis ocasiones (diciembre de 2OO2, mayo y agosto de 2003, febrero y junio de 2004) pasando en cada ocasión una semana aquí e interviniendo a un cantidad más o menos igual.

El desprendimiento de Pascotto y sus amigos ha permitido que cirugías de alta complejidad –tanto para sustituir válvulas como para hacer puentes aorto-coronarios o bypass (en reemplazo de tramos de arterias obstruídos)- hayan podido ser hechos a buen número de personas a costos sumamente bajos. Los pacientes solo han aportado entre 50 y 75 mil pesos –incluso a veces menos- por operaciones que en los centros de Santo Domingo salen por sobre los 300 y 400 mil pesos.

Pascotto, quien no habla español, dice que la gente ha sido muy cariñosa con él y le ha dado mucha acogida. Y destaca que el programa no hubiera sido posible sin la cooperación de los médicos locales, especialmente el director Rivera y los cardiólogos Héctor Rosario, David Hernández y Rolando Cuevas.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas