POR MANUEL JIMÉNEZ
LA ROMANA.- El presidente Leonel Fernández dijo ayer que la ingobernabilidad en América Latina tiene su origen en la incapacidad de los gobiernos para dar respuesta a las necesidades de los pobres y a un proceso de “desconcentralización” del poder del Estado hacia sectores emergentes como los grupos empresariales, la prensa y la sociedad civil.

Fernández dijo también que mientras en Estados Unidos la estabilidad política tiene una base de sustentación económica, en América Latina no hay empleos para los que emigran desde el área rural a la urbana porque nunca ha habido una revolución industrial.

El jefe del Estado habló en la sesión de clausura del II Encuentro del Grupo Biarritz que reunió durante dos días aquí a ex presidentes y dirigentes políticos latinoamericanos, así como autoridades y académicos europeos para discutir en torno al «Estado de la Gobernabilidad en América Latina, Presidencialismo y Parlamentarismo.

Fernández dijo que la falta de ofertas de empleo es lo que fomenta la creación en las grandes ciudades de grupos periféricos marginados que ingresan a lo que se conoce como economía informal.

«Estos grupos, al ser agentes informales de la economía y socialmente marginados o desplazados, terminan políticamente generando presiones a los gobiernos en demanda de topo tipo, en educación, salud, agua potable y servicio de electricidad sin que los gobiernos puedan dar una respuesta satisfactoria a este proceso de urbanización salvaje y acelerado que se ha producido en América Latina», dijo Fernández.

Dijo que es éste fenómeno lo que explica el contraste social que «tenemos en las grandes ciudades desde Caracas, Río de Janeiro y el propio Santo Domingo», donde coexisten dos modelos de sociedades, una en el polo del siglo 21 y otra que está en el siglo 19.

Indicó que la insatisfacción de las demandas de estos grupos poblacionales marginados genera protestas callejeras que en principio es de naturaleza social, pero que luego se transforma en protesta política que conlleva, incluso, la caída de gobiernos acogidos legítimamente, como han sido los casos recientes de Argentina y Bolivia.

Otro factor en la crisis de gobernabilidad que vive América Latina, dijo, se explica también porque en las dos últimas décadas la región ha estado en un proceso de descentralización del poder del Estado y ese poder ha ido repartiéndose entre los grupos empresariales, la prensa y la sociedad civil.

«Es decir, dijo Fernández, hay una serie de actores que antes no tenían la relevancia ni la pertinencia que tienen hoy como consecuencia de ese fenómeno de descentralización del poder. Ya el poder no radica única y exclusivamente en el Estado, el poder se reparte, se distribuye entre un número de actores que antes fueron tan disímiles como ahora», dijo.

Fernández dijo que hoy el coro, al igual que en la antigua Grecia, se ha rebelado y quiere que se le dé su espacio, «y por supuesto esa rebelión es lo que genera tensiones y una disputa que antes no estaban en nuestras vidas»

«El gran desafío, el gran reto, como políticos e interpretes de lo político, es el de buscar los mecanismos institucionales que permitan establecer una revisión de esas tensiones y esas corrientes que han surgido como resultado de esa transformación en el poder político. Ahí es que radica el gran reto», estimó Fernández.

En el encuentro el ex presidente de Colombia, Ernesto Samper, propuso la transformación del régimen presidencialista que predomina en América Latina por un sistema parlamentario similar al europeo. A este planteamiento, se opuso el ex presidente de Chile, Patricio Alwyn, quien ve difícil que un régimen parlamentario pueda operar libre de conflictos en los países latinoamericanos.

No obstante, el presidente Fernández entiende que de ambas posiciones se desprende la necesidad de que el modelo presidencialista tenga reformas y cambios.

El encuentro, que contó con los auspicios de la Fundación Global, Democracia y Desarrollo, que preside Fernández, y la Corporación Creaciones que encabeza Samper, asistió el presidente del País Vasco, Juan José Ibarretxe, así como el alcalde y senador de la ciudad Vasca-Francesa de Biarritz, Didier Borotra.