Cita fallida de Bush jr. en Palestina

Cita fallida de Bush jr. en Palestina

UBI RIVAS
Idéntico a como adelanté, y los sucesos confirmaron con la cita de Annápolis del 27 de noviembre último convocada por el presidente George Bush jr. para «soldar» la paz entre palestinos y judíos, sin una agenda definida previa, la próxima cita auspiciada por Bush Jr. en Palestina para el día nueve de enero venidero, resultará otra burla a la humanidad.

Otra burla a la humanidad porque idéntico a Annápolis, Bush jr. no lleva en su propósito ni en su maletín, una agenda definida para rubricar la paz definitiva entre israelíes y palestinos que en los tiempos recientes lleva ya 59 años.

«En principio, el objetivo del presidente (Bush jr.) que llegará acompañado de su esposa (Laura), es explorar el estado de las negociaciones de paz entre israelíes y palestinos, quienes las han reanudado ayer en un hotel de Jerusalén tras un estancamiento de siete años».

Así refiere un cable noticioso de EFE, fechado en Jerusalén, y divulgado por los medios de comunicación el 14 del presente mes de diciembre.

Eso de «explorar el estado de las negociaciones de paz entre israelíes y palestinos», constituye un descaro más del Presidente sombrío y trágico que han padecido los estadounidenses y, con ellos, la humanidad que ha sufrido los delirios dignos de tratamientos profesional, como Iraq, Afganistán, México, Siria, Argentina, Venezuela, Cuba, Rusia, Corea del Norte.

Con todos este Presidente inefable se ha peleado, los ha agredido sin necesidad, como el reciente caso de la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, por un supuesto apoyo de US$800 mil remitido por el presidente Hugo Chávez para su campaña política que la elevó al poder.

¿Qué necesidad intervino para que Bush jr. agrediera a una jefa de Estado que apenas se sienta en el sillón presidencial de la Casa Rosada?

La reacción instintiva del presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abbas, de seguro que fue el rechazo a una ópera bufa más de Bush jr. pero el sentido común, que es el menos común de los sentidos, desgraciadamente, ha tenido por obligación que imponerse por la ley natural de que el vecino pobre no puede nunca gastarse el lujo de pelearse con el rico.

Por razones de seguridad, la cita de Bush jr. con sus interlocutores, Abbas por la ANP y el primer Ehud Olmert, por Israel, será en la fecha indicada en Jericó, la ciudad más antigua que conoce el registro histórico, sin un temario definitivo para sellar la paz permanente en Palestina, un anhelo generalizado en todos los hombres de buena voluntad del planeta.

Si la intención de Bush jr. hubiese sido válida y honesta, la cita de Annápolis en primer aspecto, debió conformarse con una agenda ineludible de proclamar el Estado Palestino, como establecen todos los acuerdos citados en mi entrega anterior y como diseña la Hoja de Ruta, cosecha luminosa del presidente Bush jr. que irónicamente él mismo es quien ha saboteado con máximo protagonismo.

En segundo término, la cita de Annápolis debió concertarse para verificarse en noviembre 29 último, que marcan el medio siglo de las Naciones Unidas proclamar en 1947 el Estado de Israel y el Estado Palestino, dividiendo el Mandato Británico que gobernaba Palestina desde 1917 cuando las potencias occidentales europeas, Francia y el Reino Unido, se repartieron como una res descuartizada el Cercano Oriente.

No obstante los aprestos para el viaje de Bush jr. a Palestina estar en su apogeo para otra cita fallida en procura falsa de una paz honorable en el Cercano Oriente, los países donantes europeos anunciaron el 18 de este mes de diciembre su propósito de donar US$7,500 millones a la ANP para fundar su Estado.

Esa actitud supera muchísimo, y por lo menos en sincera, todas las óperas bufas de Bush jr. orquestando marionetas y payasadas y así toda esperanza de un acuerdo definitivo en Lavante se difumina, se frustra y se pierde.

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