Ciudad Colonial, ¿y su plan regulador?

Ciudad Colonial, ¿y su plan regulador?

El Comité Dominicano del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS) ha planteado «la necesidad de que se apruebe una legislación con normativos para la preservación del patrimonio cultural existente». Debemos recordar que el más valioso patrimonio cultural e histórico de la República Dominicana es el que existe en la Ciudad Colonial. Sin embargo, el ciudadano ignora, y aún no visualiza, en qué consiste el plan regulador no obstante su reiterada referencia en los medios de comunicación años tras años.

Decenas de entidades durante más de dos décadas han formulado proyectos para rehabilitar y regular el funcionamiento de la Ciudad Primada de América, pero careciendo de una herramienta integral de planificación donde concretar las teorías en la realidad de la argamasa, las piedras y el pavimento. Se dispersaron esfuerzos y recursos sin lograr los resultados que… se idealizaban. Es difícil medir hasta dónde se avanzó. Y surgió la disyuntiva de cómo se continuaría. Sobrevino una situación de grave deterioro.

Dado esa confusa indefinición, finalmente se logró una fortuita decisión consensuada. La solución fue concesionar el perímetro colonial mediante el esquema «datierra». Y dentro del sistema de donación de los activos públicos, preservar todo el patrimonio estatal.

El anteproyecto de ley con el espíritu de ese consenso fue aprobado por el Senado en noviembre del 2002. Perimió al agotarse dos legislaturas ordinarias consecutivas sin la pieza haber sido sancionada en la Cámara de Diputados. Es importante aclarar que esa pieza legislativa en suspenso no crea normativas; crea un consorcio corporativo para recibir a título de donación el patrimonio monumental dentro del perímetro colonial.

¿Será la ciudad intramuros considerada parte de Santo Domingo de Guzmán y competencia del Ayuntamiento del Distrito Nacional? ¿Qué se plantea el ADN? Por lo que se lee en el documento «Hacia el Plan Estratégico de la Ciudad de Santo Domingo de Guzmán», el ADN se propone construir una vitrina transparente donde el ciudadano pueda visualizar lo que será la Ciudad Posible.

En el referido documento, exponen lo que será la gestión del ADN en el periodo 2002-2006. Uno de los «componentes puntuales» es construir «la maqueta de la ciudad como instrumento de planificación y toma de decisiones en materia de proyectos, normativas urbanas, educación ciudadana y atractivo turístico». Y es obvio que se debe iniciar «por donde todo empezó».

Las maquetas de New York y La Habana cumplen un importante rol en la planeación y reordenamiento de esas urbes. Y son autosostenibles.

Construir réplicas de proyectos y usar la tecnología digital para proyector realidades tangibles, ya es un requisito indispensable del planeamiento y ordenamiento de una ciudad. Con ello se elimina los males de la improvisación. En la actualidad, desde el más ambicioso proyecto urbano hasta la simple obra pública rural, se muestra en maqueta física o virtual. Sin embargo, esa tecnología de planificación no ha sido utilizada en las proyecciones para rehabilitar la Ciudad Cuna de América. Mediante una réplica, el ciudadano podría apreciar cómo sería el remozamiento, revitalización, dinámica, y su plan regulador. Cuales los espacios públicos permitidos de recreación; sus límites y horarios de restricción.

«Lo que valga la pena que se haga; vale la pena hacerlo bien». Preservar y revitalizar la zona colonial vale la pena que se haga. La maqueta física y virtual de Santo Domingo de Guzmán que se propone construir el ayuntamiento como herramienta de planificación, su primer módulo debe ser la zona colonial para que sirva como plan piloto de la gran maqueta. Además de instrumento de planificación, serviría como atractivo turístico, centro de información, muestra cultural, para el reordenamiento de la circulación vial, peatonal. Y también para la divulgación y supervisión de los requisitos exigidos para intervenir las unidades arquitectónicas dentro del perímetro. Por la diversidad de sus utilitarios servicios, el retorno de la inversión estaría garantizada en muy breve tiempo. Además de que serían autosostenibles.

Una cosa está clara. El rescate de la ciudad intramuros no puede postergarse más. Ya sea bajo la responsabilidad y administración de un consorcio, corporación, o entidad que sea, es apremiante preservar el centro histórico. Y al mismo tiempo, encaminar urgentes iniciativas para erradicar algunas deprimentes estampas de irrespeto a la urbanidad y buenas costumbres ciudadanas.

Pero otra cosa debe estar más claro todavía. Cualquier legislación, reglamento, normativas que se establezcan para regular la dinámica comercial, social, turística, cultural, vial, debe garantizarle el libre paseo por sus calles y el uso de los espacios públicos al ciudadano. Como he planteado en otros artículos, sería penoso que la Ciudad Primada de América se convierta realmente en patrimonio de toda la humanidad, pero se excluya de ella a sus dueños: los dominicanos.

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