Ciudad del Saber, orgullo de Panamá

Ciudad del Saber, orgullo de Panamá

EFE. Reportajes.- En el lugar donde Estados Unidos mantuvo un cuartel militar hasta 1999 para proteger la vía interoceánica, junto a las esclusas del lado del Pacífico del Canal de Panamá, se ha levantado la Ciudad del Saber, un centro de ciencia y cultura, educación e innovación, de inspiración socrática pero con tecnología punta…

La propuesta “hagamos el amor y no la guerra” de los hippies de los sesenta en EE.UU. acabó teniendo un reflejo en Panamá que hoy es modelo para ciudades de todo el mundo.

Junto a las esclusas del lado del Pacífico del Canal de Panamá florece una ciudad del conocimiento. Los terrenos de la antigua base militar estadounidense Fuerte Clayton han sufrido una transformación radical desde que su administración cambió de manos: antiguos barracones son ahora salones de clase y laboratorios de avanzada y donde se dirigían misiones bélicas se estudian proyectos para el desarrollo.

Transformación. “Exactamente aquí. En estas instalaciones, no en esta oficina, en el conjunto, se programaron muchas intervenciones militares de EEUU, incluida la propia invasión de Panamá, que fue dirigida desde acá arriba, en este edificio”, dijo el presidente de la Fundación Ciudad del Saber, Jorge Arosemena.

El 20 de diciembre de 1989, EEUU llevó a cabo la Operación Causa Justa con la intención de detener al general gobernante Manuel Antonio Noriega, acusado de narcotráfico, pero que implicó la invasión de Panamá con 26,000 soldados.

Arosemena expresó su “orgullo” al mostrar “cómo ha florecido en este lugar el más importante centro de cooperación internacional de todo el hemisferio, donde antes desfilaban soldados”.

Las calles de esta Ciudad llevan por nombre los de los mártires de enero de 1964. Al menos 21 panameños murieron por la represión de soldados de EEUU cuando un grupo de estudiantes trató de izar la bandera de Panamá en la estadounidense “zona del Canal”.

“Aquí honramos a los mártires de enero del 64. De no haber habido enero del 64 no hubiera habido tratados, ni hubiera habido Ciudad del Saber ni muchas otras cosas. Yo soy de la generación que nos tocó como estudiantes”, afirmó.

Estudiantes y profesores en lugar de soldados. “Convirtamos nuestras bases militares en una gran plaza socrática donde convocaremos a los grandes talentos del mundo entero para enfrentar los grandes retos del siglo XXI”, propuso el que fuera canciller de Panamá, Fernando Eleta, impulsor pionero de la idea junto a otro diplomático panameño, Gabriel Lewis Galindo.

“Transformar una base militar en un centro de conocimiento, humanismo e investigación fue el reflejo de todo un movimiento más amplio”, reconoce Arosemena al mencionar la influencia del lema hippie a favor del amor y contra la guerra, entonces en Vietnam.

La idea hippie reverberó en 1994 en la primera Cumbre de las Américas, en Miami, cuando el presidente panameño Ernesto Pérez Balladares instó a EEUU a devolver los terrenos y bases militares para hacerlos “centros de educación superior para la paz, cambiando la presencia de soldados por la de estudiantes y profesores”, según el presidente de la Fundación.

“Esa idea de que Panamá estaba dispuesta a sustituir soldados y armas por estudiantes, profesores y libros” consiguió apoyo internacional desde el principio y atrajo al Banco Interamericano de Desarrollo, al Banco Mundial, a la Unión Europea”, indica.

Una vez el Canal de Panamá comenzó a ser sustancial fuente de riqueza para el país centroamericano, se creó “un marco jurídico que permite a la Ciudad del Saber promover y atraer empresas de alta tecnología, universidades, centros de investigación y eventualmente organismos internacionales”, expresa.

Ciencia y diálogo para cambiar la sociedad. “Aquí se está concentrando la generación del conocimiento que va a permitir y facilitar la toma de decisiones y la adopción de políticas públicas que afectan el desarrollo”, explica.

Entre los “habitantes” de la Ciudad del Saber el diálogo se facilita y humaniza hasta el punto de que se puede dar un paseo hasta un edificio cercano, tocar en una ventana, y recordarle algo al director de un organismo internacional.

Eso hizo una vez el director general para América de la Cruz Roja, Xavier Castellanos, quien también pone como ejemplo de cómo se agilizan algunos trámites, recordando haber coordinado algún encuentro más formal al encontrarse con un alto funcionario en algún partido de sus hijos en la Ciudad del Saber.

La Cruz Roja dirige su logística humanitaria para desastres para todo el continente desde Panamá, donde en la Ciudad del Saber ha encontrado “un espacio donde los diferente actores humanitarios de desarrollo están presentes, y que facilita el diálogo y las sinergias”, explica Castellanos.

“Sacar los laboratorios a la calle”. “Al Gobierno de Panamá también le interesan las sinergias de la Ciudad del Saber”, indica el director de la Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología, Jorge Motta. “Queremos estar donde estén ocurriendo estas cosas”, asegura el jefe de la innovación panameña quien, desde la Ciudad del Saber, busca “toda clase de subterfugio, como las exposiciones de robótica y cohetes, para atraer a los panameños a la ciencia y crear vocaciones en la ciencia”, añade.

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