Ciudadano de ningún lado

Ciudadano de ningún lado

Julia Muñiz

Por Julia Muñiz Subervi. “Ciudadano de ningún lado” letras que narran el movimiento poblacional y los males que se padecen en el trayecto de partir de las tierras de origen a tierras desconocidas. Ciudadanos y ciudadanas en búsqueda de oportunidades de mejora en otros territorios es una problemática que afecta a todas las naciones. En nuestro caso, República Dominicana, sufrimos de este mal en sus dos vertientes, la emigración de dominicanos y dominicanas, en su mayoría a Estados Unidos, así como la inmigración, principalmente, de nuestros hermanos haitianos.

Compartir el territorio con la República de Haití, uno de los países más pobres del mundo aunado a la crisis económica y gubernamental en que se mantiene sumergida, que al parecer no tiene solución, nos coloca en una posición de vulnerabilidad social, económica y humana para proteger nuestro espacio de la inmigración ilegal.

Hemos escuchado a gritos a la población quejarse, decir “estamos invadidos”, exigir al gobierno una solución con inmediatez y definitiva, obviando en todo momento realidades como la facilidad física para cruzar la frontera, las relaciones comerciales entre ambas naciones, así como el uso y costumbre de la contratación de haitianos en la construcción, agricultura y trabajos domésticos, por ser mano de obra “barata” y/o por la carencia de recursos humanos dominicanos, que sin darnos cuenta nos ha llevado a tener comunidades pobladas, como el caso Ciudad Juan Bosch, de miles de ilegales haciendo más difícil y complejo el control migratorio.

A puro pulmón los dominicanos gritamos nuestro sentimiento de patriotismo, demandamos, con una gran dosis de indignación, sin piedad, sin plazos y con señalamientos de culpabilidad e ineficacia al gobierno, la salida inminente y no retorno de los ilegales, ahora bien, en ese ejercicio nos falta una reflexión sencilla: ¿Quién les otorgó trabajo?, ¿Quién les ofrece las oportunidades de mejora?, ¿Quién les alquiló los inmuebles? lo que nos pudiese arrojar una conclusión de cuestionamiento, ¿Los dominicanos somos los principales promotores de la inmigración haitiana ilegal?

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