Ayer, los principales lugares para comprar o divertirse estaban como si el país no estuviera librando una batalla contra el covid-19, pues los ciudadanos no seguían de forma adecuada las previsiones contra el virus.

En el Parque Cristóbal Colón, en la Zona Colonial, la gente estaba tan feliz como prisioneros el primer día de su libertad; se hacían fotografías, compartían entre sí, los niños correteaban y todos se esparcían al compás de las palomas, pero con un distanciamiento físico casi nulo y había muchas personas usando las mascarillas en la barbilla.

Con la aglomeración que había en el lugar y sus restaurantes era fácil recordar el tiempo en que no existía la pandemia y la gente no tenía que mantener el distanciamiento físico, utilizar mascarillas ni lavarse las manos con demasiada frecuencia para no enfermar.

Las personas que estaban en los restaurantes, luego de comer seguían sin cubrirse la boca y la nariz, a pesar de que había mucha gente en el área y las mesas de los locales no estaban muy separadas. En el lugar había varios miembros del Cuerpo Especializado de Seguridad Turística y ninguno intentaba que las personas respetaran el protocolo.

No obstante, era en la Duarte y en la calle Duarte con París donde el panorama estaba color hormiga. La muchedumbre se movía entre las tiendas y pacas de ropas como si ningún virus estaba al acecho. Los vendedores ambulantes o no utilizaban mascarillas o la usaban en la barbilla.

En la Duarte con París algunas personas se sentaban a conversar con total indiferencia a la enfermedad.

Pese a que ayer el país informó de 14 muertes y 1,216 contagios de covid-19, en el parque Enriquillo nadie velaba porque los ciudadanos guardaran previsiones contra contagios. En los banquillos del parque se sentaban de a cuatro personas, todos estaban aglomerados y tampoco utilizaban bien el cubre bocas.

Mientras que en la plaza Sambil casi no había gente, aunque algunas personas se abrazaban al coincidir en el lugar.